De brazos cruzados y pensando en la reforma de la Constitución provincial lo encuentran al gobernador Rodolfo Suarez mientras observa «como de afuera» que la situación sanitaria en la provincia de Mendoza es realmente crítica.
Ya no se pueden ocultar las cifras, porque ante la falta de medidas preventivas por parte del gobierno provincial, la curva de contagio van en constante ascenso superando los mil casos diarios y duplicando el número de fallecidos.
Los datos negros de este viernes evidencian el descontrol: 1.106 mendocinos y mendocinas contagiadas lo que ya suman un total de casos de 91.114, con 19 muertos diarios (12 mujeres y 7 hombres),
Y ante la falta de respuestas, finalmente el sistema sanitario de Mendoza colapsó. Ya no hay camas UTI ni en el sector público, ni en el privado. El personal de la salud estresado, sin recambio, sin insumos, están al frente de las trincheras con sueldos bajos y contratos precarios luchando con la vida y la muerte.
El Gobierno de Mendoza emitió un nuevo informe semanal de la grave situación sanitaria de la provincia, ante la pandemia por el COVID-19, donde el Gran Mendoza ya llega al 92% de camas UTI ocupadas en el sector público.
Por otro lado, peor panorama demuestra el último informe de las clínicas privadas de Mendoza, por el crecimiento de la ocupación de camas de la unidad de terapia intensiva que llegó al preocupante 97,5%.
Además, la Asociación de Clínicas y Sanatorios de Mendoza indica que la distribución etaria comparativa en cuanto a la incidencia de Covid-19 entre este año y el anterior expresa lo que ya se viene advirtiendo: un incremento de casos entre los más jóvenes.
«En Mendoza, la franja etaria que ha sufrido un mayor aumento es entre niños y adolescentes de entre 10 y 19 años, con un incremento de 64,16% respecto de la proporción que abarcaban en el total de casos en 2020», indicaron y agregaron que durante la primera ola fueron 4,09% de los positivos notificados mientras que este año alcanzan a 6,71%.
El pase de pelota demagógico entre el gobierno nacional y el provincial sobre quién debe tomar las medidas restrictivas -Suárez se las exige a Fernández y viceversa- solo pone en riesgo a cada vez más mendocinos, que deben seguir yendo a sus trabajos -esenciales y no esenciales- sin medidas de higiene y seguridad, con escuelas presenciales, casinos abiertos y en micros repletos.
La situación de la salud pública del país y Mendoza no es nueva, y la pandemia ha desnudado esta falencia. «Somos muy pocos enfermeros, la mayoría tiene dos trabajos –el 90%-, y trabajamos con turnos de 8 horas, que generalmente son nueve o diez, y la gente se recarga. Hay cambios de turnos cuando alguno fue recargado, para que se recupere», dice Andrea Guajardo, enfermera terapia intensiva del Hospital Central en una entrevista a Radio Nihuil.
Respecto a la remuneración que reciben a cambio de tantas horas de sacrificio y exposición permanente con el virus muchas veces mortal, la profesional de la salud detalló los montos: «Estamos cobrando alrededor de $51.000, para el que es empleado de planta, y los enfermeros prestadores, que ahora les han aumentado, y que son el 80%, estaban cobrando unos $25.000, hasta hace unos días. Con el aumento reciben un poco más. Pero estuvieron seis meses sin cobrar, y como venía la segunda ola, decidieron pagarles para que no se fueran».
La única medida adoptada en estos días es la decisión del gobierno de Suarez de la creación de la “Unidad de Constatación de Óbitos», que tiene por objetivo retirar cadáveres de los domicilios particulares víctimas de Covid-19 o sospechosos de haber fallecido por su causa.
Esta decisión brutal da cuenta de la situación grave que atraviesa la provincia, con las camas colapsadas y ampliaciones que no cuentan con profesionales de salud para poder ser utilizadas. La provincia de Mendoza atraviesa una verdadera catástrofe sanitaria y Suarez resignado actúa aún como un mero observador.