La Carta Magna de Mendoza es la Constitución provincial más antigua de la Argentina, con su última reforma en 1916, es decir, sin una actualización en 104 años. Si bien se le han introducido puntuales reformas a través del procedimiento de enmienda de un solo artículo, aún no ha logrado una reforma integral mediante el mecanismo de la reforma por convención, pese a los intentos frustrados en diferentes gobiernos a lo largo del Siglo XX. La diputada provincial Cecilia Rodríguez desarrolla una columna de opinión justificando la necesidad de renovar una Constitución anacrónica para estos tiempos de equidad de género, participación ciudadana, desarrollo sustentable y tecnológico.
La reforma de la Constitución de Mendoza es una necesidad

Nuestra Constitución tiene más de cien años y un atraso conceptual que impacta en la vida de los mendocinos y mendocinas.
Esta reforma ha sido impulsada por el Gobernador Rodolfo Suarez y el apoyo o negativa en la Legislatura de parte de los diferentes partidos políticos deja en evidencia su postura frente a los temas más relevantes.
Cuestionamos a quienes afirman que Mendoza es conservadora en este aspecto; y para ello nos remontamos a los años transitados hasta la actualidad. Mendoza siempre ha sido muy abierta a los procesos reformistas y la historia y el orgullo mendocino lo demuestra. Hemos sido de avanzada a la hora de reformar nuestros textos.
Sobre la reforma que se plantea, hay puntos importantes a destacar, aunque tres cobran especial relevancia. El equilibrio fiscal, un concepto que debería ser obvio pero que adquiere mayor preponderancia si se incorpora a la Constitución; la unicameralidad que además de constituirse como gesto hacia la sociedad, suma en la reducción del gasto político y la austeridad a la que se apunta. Y la posibilidad de incorporar aspectos referidos a la paridad, y constituirnos en una de las primeras provincias en sumarle ello al texto de nuestra Carta Magna.

El equilibrio fiscal es fundamental, debe quedar en claro que ningún gobernante puede gastar más de lo que se tiene. Es una condición necesaria para poder hacer una disminución en los impuestos, por ejemplo, que directamente beneficiará a cada mendocino y mendocina de a pie.
Por otra parte, la unicameralidad es una demostración de que se puede disminuir el costo político de manera directa, y sin dudas es más que un gesto hacia la ciudadanía. Pero también es necesario destacar que se lograría la representación de los 18 departamentos en el ámbito legislativo, cuestión que hoy no podemos garantizar teniendo dos Cámaras.
A su vez, la paridad. Sumarle a la redacción final del texto constitucional, términos claros y específicos de representatividad, nos iguala y asegura las mismas condiciones. Actualizar ese texto, que fuera de avanzada en su momento, pero que nos hace incorporar parte de la realidad que vivimos y con el pensamiento puesto en la Mendoza de los próximos años, es uno de los desafíos propuestos.
La constitucionalista Gabriela Ábalos lo mencionó en reiteradas oportunidades: “El fin es la igualdad entre varones y mujeres. Es una oportunidad colocar la herramienta Paridad en la Constitución, colocarla como una herramienta de acción positiva”.

La clase política toda, debe entender que éstas acciones son las que nos ponen en un lugar en pos de poder hacer frente a la crisis desde diferentes perspectivas, accionar en vez de relatar. Tristemente el PJ, el kirchnerismo, como siempre, antepone sus intereses a los de la población, sosteniendo que no dará lugar a la discusión, por ende no le dará a la ciudadanía la oportunidad de, ni siquiera, definir si quieren o no una reforma institucional. Tampoco muestran voluntad de trabajo, no traen propuestas, no se suman a un debate serio y necesario.
Creemos que es una postura egoísta, sin fundamentos, que los y las contradice por todo lo expresado antes de las últimas elecciones, y también de las anteriores. Será que desde ese sector no habrá ningún aporte, no habrá ideas o no habrá ganas, sinceramente, de sumarse a un debate necesario porque a la Constitución la vivimos todos los días, nos rige como sociedad y es el corolario máximo de los acuerdos que podemos hacer desde el lugar donde nos encontremos, pensando en la Mendoza de ayer, en la de hoy, pero también en la de mañana; la que le dejaremos a las futuras generaciones.
Quiero retomar aquí también los dichos de Gabriela Ábalos, cuando expresa que además del acuerdo político que se exige para reformar la Constitución que sea avalado por un consenso amplio, indica que no debemos pensar solamente “en la coyuntura de quien gobierna hoy, ayer o mañana sino pensado en la Mendoza de hoy, de mañana y de quizás 100 años. Porque quizás tenemos el gran desafío de generar una ley de necesidad de reforma, con pretensiones de durar hasta el siglo XXII”.

A su vez, “Mendoza es mucho más democrática que muchas otras provincias argentinas, y es otro elemento de orgullo mendocino. En otras provincias basta con que se pongan de acuerdo en el Poder Legislativo”, reseña Ábalos y lo entendemos así porque Mendoza es más democrática aún, ya que le exige a sus representantes generar el acuerdo, informar al electorado, votar por el sí en las elecciones y a partir de allí que se reunan los Convencionales Constituyentes; un camino largo y el desafío que tiene Mendoza comparado con otras provincias es doble.
Bienvenidos los aportes de letrados y letradas, y de quienes quieran sumar, porque como manifestó Gabriela Ábalos: “Quienes somos estudiosos del derecho público tenemos la responsabilidad también de contribuir en los procesos, el que fuere, con la información, contribuir al debate y contribuir al conocimiento”.

Todo proyecto político contiene, como antecedente insoslayable nuestra historia, nuestras tradiciones, nuestras costumbres e idiosincrasia; en suma, nuestra particular forma de ser como pueblo y también nuestro proyecto a futuro.
Por tanto, toda reforma constitucional busca constituir un balance permanente entre las necesidades de estabilidad constitucional y los requerimientos del cambio; las reformas deben reflejar nuestra “mendocinidad”, nuestros valores; y deberíamos estar como sociedad pensando en estos conceptos, participando, debatiéndolos, buscando el objetivo primordial del desarrollo, la productividad, y el bienestar. Ya los invitamos, ya los convocamos, ya les pedimos que asistieran para dar el debate; esperamos, fundamentalmente que la oposición reflexione y que pueda sumar su visión en las próximas reuniones, Mendoza toda debe saber de qué se trata y participar porque consiste en «…la expresión normativa del proyecto político de una comunidad en un momento histórico determinado», tal como lo mencionó el Dr. Víctor Ibañez Rosaz.

Por Cecilia Rodríguez, titular del Bloque UCR en Diputados Mendoza