¿Se puede hacer una revolución en tiempos de pandemia? Claro que si! la mirada de Decara Bustos

Actualidad Mendoza

Las caras de siempre que se asoman en épocas electorales para legitimar su dieta eterna «prendida a la teta del Estado», con sus falsas promesas, con una maquillada actitud para los medios, se vienen cayendo día a día en las encuestas. La ciudadanía ya no le cree más, no cree más en la impostada grieta que beneficia el bipartisdismo del cual ambos partidos ventajean en el mismo juego, no creen en «el relato» pautado de los medios. La pandemia desnudó la ineptitud de la clase dirigente actual, de las dos veredas de la grieta, de Nación y de provincia. El dirigente del Partido Demócrata de Mendoza, Diego Decara Bustos, desarrolla una columna de opinión donde habilita la idea de «Revolución» en tiempos de pandemia y eternas cuarentenas.

Revolución.

Puede parecer irracional para nosotros pensar en revolución, más aún, con todos los avances que nos rodean como sociedad. Pero, por otro lado, sabemos que es una palabra que se ha usado demasiado, aturdió y generó confusión en diferentes etapas de la civilización moderna. Hubo una época donde la palabra revolución era más una moda que una acción, (y por momentos lo sigue siendo).

Podemos decir también que la revolución es hoy más un momento de espectáculo para la corporación política incrustada en el poder, que un símbolo de esperanza para cualquier persona común y de a pie. Porque hasta eso nos han quitado los señores feudales que nos gobiernan: la libertad de acción… en realidad, nos quitaron todo tipo de libertad.

Nos encerraron, nos dijeron que no podíamos salir a trabajar, visitar parientes ni estudiar (y otros tantos ejemplos más), porque un virus mortal nos iba a aniquilar, mientras los que hacen como que les interesa representarnos, disponían como querían de nuestros derechos, divulgando información mentirosa, sacando a miles de jubilados a la calle a cobrar en la etapa más pesada de propagación del virus, avalando velorios de personajes del futbol con amontonamiento de gente, ya sean jugadores (Caso Maradona) o hinchas (Caso Loco Julio en Mendoza) y avanzando con cuanta empresa tuviesen frente a ellos para bien propio (Caso Vicentin). ¿Abuso del poder? ¿Improvisación? ¿Dónde?

Avanzar contra las empresas y la propiedad privada es una de las tantas facetas de tinte tirano que puede tener un gobierno elegido por el voto popular. “Son hoy en día, las naciones tanto más prósperas cuantos menos obstáculos oponen a la libre empresa y a la iniciativa privada”. (Ludwing von Misses, -La Mentalidad Anticapitalista. -).

Es menester mencionar que la excusa de campaña fue que venían a poner a la Argentina de pie, pero durante el mal manejo de la pandemia, y sumando la ausencia de un plan económico, durante el 2020 cerraron aproximadamente 90.700 locales y cerca de 41.200 pymes en todo el país, lo que generó que unos 185.300 trabajadores quedaran afectados, según una encuesta realizada por la CAME (Confederación Argentina de la Mediana Empresa). Entonces podemos decir que en un año de gobierno populista/kirchnerista cerraron 3 veces más de empresas que en la gestión anterior del Ingeniero Macri, porque según la AFIP (Administración Federal de Ingresos Públicos), entre 2015 y 2019 cerraron 24.537 empresas.

Recordemos también, que en 2015 nos prometieron un país casi parecido a los de Europa, inversiones y muchos globos con hepatitis (amarillos), pero hubo aumento de la pobreza, la inflación, la deuda y el desempleo, además, en 3 de los 4 años de gestión macrista cayó el Producto Bruto Interno (PBI). El peso se devalúa un 40% contra el dólar, (es decir que no te alcanzaba para comprar combustible, por ejemplo, como ahora). Y sumado a todo lo anterior, precarización laboral por donde se lo vea.

¿Pero que tienen que ver los párrafos anteriores con la revolución? Simple: la revolución que tenemos que imponer es la del voto. Tenemos que abrir nuestro pensamiento, cambiar de rumbo y dejar de optar por solamente dos fuerzas políticas que buscan impunidad ante la justicia o enquistarse en un cargo (una peor que la otra), para que lleven adelante las riendas del país. Somos dueños de sentir que es bueno ser ciudadanos argentinos o mendocinos, pero no podemos, porque siempre queremos escapar, porque nos cuesta vivir, porque tiene más privilegios y garantías aquel que delinque que aquel que trabaja, estudia y quiere un mejor futuro en la tierra que nació.

En definitiva, sabemos que el gobierno actual puede repartir un millón de vacunas o dejar morir a todos, exasperados y viendo cómo se vacunan los amigos del poder con dosis compradas con nuestro dinero. Sabemos que han matado a otros solo para tapar sus “contrariedades”. Pueden hacer que cualquiera vaya a la cárcel solo porque no le gustan como piensan y pueden hacer cualquier cosa sin permiso porque tienen todo bajo su mando, porque nosotros, con el voto, le dimos ese poder. ¡Basta!

El señor Presidente Alberto Fernández de Kirchner copia e implementa el mismo sistema de gobierno que su vicepresidente utilizo en un rememorado momento del país, el del CEPO… así es que, como en la gestión de CFK sufrimos el cepo al dólar, en la del actual Presidente sufrimos el cepo a la democracia, a la economía y a los derechos y libertades otorgadas por nuestra Constitución Nacional (ver Art.: 14, 14 bis, 19, 32, 38, 43 y demás tratados y convenciones internacionales sobre derechos humanos con jerarquía constitucional).

Y como si todo lo anteriormente expuesto fuera poco, aún recibimos más atropellos por parte de los caudillos que quieren la perpetuidad del poder: se vienen las elecciones legislativas y el gobierno quiere posponer las PASO con la excusa del virus, pero cuando abrieron la Casa Rosada para el velatorio de Diego A. Maradona, al cual concurrieron miles de personas, el COVID no fue impedimento para que el ejecutivo permita semejante acto.

En pocas palabras, tienen miedo, porque entienden de que nos hemos dado cuenta de que a este tipo de oficialismo “deconstruido e inclusivo” no le importa la calidad de vida del pueblo, no le importa que el 60% de los niños de Argentina sean pobres, no le importa si una persona para llegar a fin de mes necesita $50.000 pero cobra $20.000. Solo le importa, por ejemplo, que se diga “niñes”, porque usando la E ya se solucionan todos los problemas de inclusión social.

Es por eso que debemos imponer esta revolución del voto, pongamos atención a las fuerzas políticas que defendieron históricamente las ideas de libertad, república, federalismo y ganémosle la batalla a quienes creen que pueden gobernarnos con solo un micrófono. Vivimos amenazados bajo un arma cargada que está a punto de disparar aún más en contra la unión nacional, en contra de la justicia, la defensa y la paz, en contra de la libertad y en contra del bienestar general.

Levantémonos, tenemos más para dar y lo podemos demostrar sumando voluntades a la defensa de la libertad económica, la república y a la Constitución. No debemos ser pisoteados, por un sistema que está contaminado y descuida a su gente, a los médicos, y a las víctimas de su mala gestión y ordena a la policía que disparen (casos conocidos en Formosa).

Seamos rebeldes, votemos por la libertad, y que nuestro motivo sea modificar la cultura política. Es nuestro deber limpiar la basura que sale de la boca de los políticos que hacen como que nos gobiernan, ya sea en la Nación o en la provincia.

¡Seamos Argentinos, que lo demás no importe nada!

Diego Decara Bustos, dirigente del Partido Demócrata de Mendoza