A pesar del silencio mediático, los hechos vuelven a suceder año tras año: un nuevo derrame de mercurio en la Mina Veladero. Segun trascendidos, aún falta confirmar, el hecho sucedió la semana pasada, en los últimos días de enero 2023. Para dicha confirmación es necesario realizar un nuevo estudio. Las autoridades gubernamentales sanjuaninas se encuentran en total hermetismo.
Desde el mes de agosto del año 2022, los integrantes de la Asamblea Jáchal No se Toca vienen pidiendo al Intendente de Jáchal Miguel Vega que haga los análisis del agua. O sea que cumpla la ordenanza Agua Segura. Ni en agosto, ni septiembre, ni octubre de 2022 hizo los análisis.
En los últimos años la sociedad sanjuanina se pudo enterar de los derrames de mercurio provocados por la mina Veladero gracias a los análisis que realiza en la cuenca del río Jáchal la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo) de Mendoza. Es así que se detectaron confirmados dos derrames de mercurio en octubre de 2021 y otro en febrero de 2022.
«En los últimos seis meses el gobierno de San Juan únicamente permitió que la UNCuyo de Mendoza realice un solo análisis (tendría que haber hecho seis análisis de agua). Ahora descubrimos el porqué. Están ocultando los derrames de mercurio que provoca en forma permanente la Mina Veladero
operada por la canadiense Barrick Gold y la china Shandong Gold.», sostienen los asambleístas de Jáchal No se Toca.
A lo que agregan «El 24 de noviembre de 2022 se detectó 1,7 microgramos de mercurio por litro de agua (0,0017 mg/L) en el puente de Buena Esperanza, superando el valor máximo detectado en ese mismo lugar después del primer derrame de 2015 que llegó a 1,1 microgramos de mercurio por litro de agua (0,0011 mg/ litro) el 15 de septiembre de 2015 a las 23:35 horas».
Cabe recordar que el control minero lo tendría que realizar la provincia de San Juan. Es un hecho comprobado que el gobierno de Sergio Uñac es totalmente incapaz de controlar a la Barrick Gold en su mina Veladero, porque en ninguno de los tres derrames confirmados (septiembre de 2015, septiembre de 2016 y marzo de 2017) el gobierno de San Juan alertó a la población. Siempre la comunidad sanjuanina se enteró de esos derrames de mercurio por mensajes informales de los trabajadores mineros.
El mercurio elemental y el metilmercurio son tóxicos para el sistema nervioso central y el periférico. La inhalación de vapor de mercurio puede ser perjudicial para los sistemas nervioso e inmunitario, el aparato digestivo y los pulmones y riñones, con consecuencias a veces fatales. Las sales de mercurio inorgánicas son corrosivas para la piel, los ojos y el tracto intestinal y, al ser ingeridas, pueden resultar tóxicas para los riñones.
Tras la inhalación o ingestión de distintos compuestos de mercurio o tras la exposición cutánea a ellos se pueden observar trastornos neurológicos y del comportamiento, con síntomas como temblores, insomnio, pérdida de memoria, efectos neuromusculares, cefalea o disfunciones cognitivas y motoras. En trabajadores expuestos durante varios años a niveles atmosféricos de al menos 20 μg/m3 de mercurio elemental se pueden observar signos subclínicos leves de toxicidad para el sistema nervioso central. Se han descrito efectos en los riñones que van de la proteinuria a la insuficiencia renal.
Planilla muestra de Noviembre de 2022
Planilla muestra de Septiembre 2015 (Primer Derrame Veladero)
El informe de la ONU
El último derrame, de 2022, motivó la intervención de los Relatores de la ONU. El escrito, de diez páginas, hace un detallado análisis de los antecedentes de la mina Veladero: recuerda que en 2021 produjo 172.000 onzas de oro, con ingresos de 382 millones de dólares, y que declaró tener reservas de tres millones de onzas de oro por explotar. La mina se encuentra a 370 kilómetros al noroeste de la ciudad de San Juan, en el departamento de Iglesia, en plena Cordillera de los Andes (entre los 3800 y los 4800 metros sobre el nivel del mar). Las comunidades más afectadas son Rodeo y Jáchal, con 2393 y 21.018 habitantes respectivamente, que se sitúan aguas abajo de la mina, a lo largo del río Jáchal.
En un hecho con pocos antecedentes, los expertos de la ONU recuerdan que Veladero está situado en la Reserva de Biósfera San Guillermo, creada bajo el paraguas de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), donde sólo están permitidas actividades de bajo impacto ambiental. «Sin embargo, las actividades industriales de una mina de oro a gran escala no son de bajo impacto, y los varios derrames de sustancias peligrosas de la mina Veladero alteran el equilibrio de los ecosistemas en la Reserva», remarcan los Relatores de Naciones Unidas.
El documento cuestiona tanto a la empresa (que niega los derrames, como lo hizo en 2015), como al gobierno provincial y nacional (por su inacción) y también al Poder Judicial: recuerda que los vecinos realizaron dos denuncias por la detección de mercurio en la red de distribución domiciliaria de agua y por el abuso de autoridad del Concejo Deliberante de Jáchal. «Las causas terminaron archivadas», cuestionan desde la ONU.
Destacan la sistemática violación de leyes. «Según el Código de Minería de Argentina, si una empresa comete tres infracciones graves en una mina, debe proceder al cierre definitivo de esas operaciones (Artículo 264, inciso «E»)», recuerda el documento de Naciones Unidas y remarca que Veladero ya lleva cinco derrames. Y precisa que Veladero también infringió la Ley de Glaciares (26.639) y la Ley de Residuos Peligrosos ( 24.501).
Realiza especial hincapié en el Convenio de Minamata sobre mercurio (ratificado por Argentina en 2017 mediante la Ley 27.356). Es un tratado internacional ambiental y lleva su nombre en conmemoración a los graves hechos ocurridos en la ciudad de Minamata (Japón). A mediados del siglo XX una empresa petroquímica volcó efluentes líquidos con mercurio al mar sin tratamiento previo. Durante ese periodo la población entera de la ciudad se alimentó con pescados y mariscos contaminados, lo que provocó una intoxicación masiva de más de 50.000 personas. En 1956 se detectó el primer caso oficial de la enfermedad que se llamó “Minamata”.
Según el Convenio internacional (en sus artículos 12, 16 y 18) el Estado argentino debe tomar medidas concretas de evaluación de riesgos, información y protección de la población. Nada de eso está sucediendo en San Juan con el mercurio encontrado en el agua.
«El gobierno nacional no habría realizado evaluaciones e identificaciones de la cuenca del río Jáchal contaminado con mercurio, a pesar de que el río se usa para la pesca, para la bebida del ganado y para el riego de cultivos. Además, la cuenca subterránea del río Jáchal se usa para consumo humano. Después de los derrames, el gobierno de San Juan no ha promovido la elaboración y la ejecución de estrategias y programas que sirvan para identificar y proteger a las poblaciones en situación de riesgo», denuncian los tres Relatores Especiales.
El documento fue enviado a los gobiernos de Argentina, Canadá y China, y a las empresas Barrick Gold y Shandong Gold Mining.
La billetera manda y blinda
El 15 de septiembre de 2015 trabajadores de la mina Veladero avisaron por WhatsApp a sus familiares de un derrame contaminante y pidieron que no tomen agua. El aviso llegó, siempre mediante los vecinos, a todo el pueblo de Jáchal. Empresa y gobierno provincial guardaban silencio. Hasta que, un día después, tuvieron que reconocer el derrame de cianuro y agua contaminada. Barrick Gold dijo que habían sido 15.000 litros, negó la contaminación y descartó que haya llegado al río. Una semana después, el 21 de septiembre, reconoció que se trató de 224.000 litros. El 23 de septiembre confesó que fueron un millón de litros y que la contaminación llegó al río. Se trató del mayor derrame de la historia minera argentina.
En mayo pasado, la Asamblea Jáchal No Se Toca denunció un nuevo derrame. Análisis realizados por la Universidad Nacional de Cuyo determinaron la presencia de mercurio, aluminio y manganeso en el agua del río Jáchal, en cantidades muy por encima de los indicados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Código Alimentario Argentino para consumo humano. La Asamblea afirmó que la concentración es mayor a la registrada en el derrame de 2015. Los niveles de arsénico superaban 33 veces los establecidos por la OMS, los de plomo 16 veces y los de aluminio 485 veces.