La triste noticia de la querida Pocha que murió a 3600 kilómetros de distancia, muy lejos del calor de los mendocinos

Actualidad Mendoza

La elefanta Pocha, que había sido trasladada desde Mendoza hacia un santuario en Brasil, falleció el viernes a la noche, pero todavía se desconoce la causa de la muerte, informaron las autoridades del lugar, que realizarán una autopsia.

En abril de este año, Pocha y Guillermina (madre e hija) – de 56 y 24 años respectivamente- recibieron en Argentina los certificados necesarios para ser trasladadas desde el ex zoológico mendocino -convertido en Ecoparque- a un santuario en Brasil. El Gobierno provincial buscó llevarlas a un «santuario de elefantes» ubicado en las afueras de Cuiabá, en el estado brasileño de Mato Grosso, después de cinco días de viaje y recorrer 3.600 kilómetros, desde Mendoza hasta la reserva natural .

«Mientras Pocha estuvo en Mendoza, en ocasiones vimos pequeños signos que nos hicieron preocupar de que tuviera problemas de salud subyacentes, pero nunca se diagnosticó nada. Cuando ella y Guillermina llegaron aquí al Elephant Sanctuary Brasil, había tenido un hecho en el que se cansó y era un poco más lenta para comer, pero, después de una inyección de multivitaminas, mejoró», explicaron desde el santuario a través de un comunicado.

Y continuaron: «Hace unos días notamos que era exigente con su heno, aunque todavía estaba pastando y disfrutando de todos los productos que le daban. Después de una inyección de vitaminas anoche, se veía más brillante y, aunque todavía estaba cansada, tenía más brillo en sus ojos. Sin embargo, cuando volvimos a verla más tarde esa noche, descubrimos que había fallecido».

En lo que pareciera ser una ceremonia, su hija Guillermina «gritó largamente para llamar a sus amigos. Una vez que abrimos las puertas para que entraran las otras chicas, Bambi, Mara y Rana estaban allí esperando para estar con Guille», relataron desde el santuario a través de su página web.

Nuestro amigo biencuyano Martín Orozco desarrolló una entrañable columna sobre otro de los símbolos perdido este año que marcan la identidad de Mendoza

Pocha: Morir de desamor lejos de nuestra Mendoza

Mucho se ha hablado de si morir de amor es posible, si de extrañar , de nostalgia , si el cariño que se va es posible suplantarlo, nosotros los mendocinos somos gente de montaña y la tenemos como punto de referencia constante , dejarla significa llevar sobre los hombros pensarla y añorar, también un frío del cuál a veces renegamos acompaña nuestros días.

Guillermo Padin: fue una persona brillante ,uno de los pioneros en el cuidado del ambiente y la fauna en nuestra provincia, ser humano de gran corazón y amigo, sobre todo amigo de Pocha la elefanta y es quien ocupará nuestra columnas de hoy.

“Un elefante se balanceaba sobre la cuerda de una araña, como veían que resistía…”

La amistad con Padin es digna de contar en esas películas de Hollywood, la elefanta había sido víctima de maltrato animal en el circo y luego pasó al zoológico mendocino, las heridas tardan en curarse, tanto trajín y recorrido la habían afectado mucho, pese a su gran tamaño Pocha era gentil y cariñosa, siempre sacaba su trompa para demostrar el afecto y buscar el tan ansiado contacto.

Cierta vez un elefante se atrevió a encarar a Padin y Pocha se interpuso entre ellos protegiéndolo, el tiempo que todo se lleva un día aparto de su lado a ese fiel ángel donde ella depositaba su resignación por la vida que le había tocado en suerte, esa donde el hombre para prodigar cadenas, es número uno.

La casa era chica y el corazón de algunos es elástico

El hombre ese que de seguro con buenas intenciones decidió un día alejarla de su hogar afectivo de montaña y llevarla al calor de la selva, esa que solo habitaba en su ADN, esa inhóspita y salvaje vida a la cual no sabía llevar, así de pronto se encontró con espacios, con nuevos habitantes que presuponían todo y nada, pero con un mundo nuevo.

Un elefante de esa raza tiene un promedio de vida de 56 años y Pocha fue sometida a un entrenamiento con dietas, adiestradores y stress para ser trasladada al calor de Brasil con aproximadamente 54 años, a los 55 partió de Mendoza y a los 56 se murió.

De seguro el Estado provincial saldrá a dar las explicaciones al respecto , de porque el querido animal mostraba signos de desgano o falta de vitaminas , de sí es verdad o no que tuvo que ser sometida a un tratamiento para adelgazar al tomar equivocadamente las medidas de su jaula, de si se cumplieron los 136 protocolos internacionales para un traslado de paquidermo, pero nosotros , aquellos que amamos a los animales guardaremos a «La Pocha» en nuestro corazón y de no haberla podido enterrar en estas tierras , ella estará acompañada con su amigo Guillermo, sabemos que todos los Elefantes van al cielo y que de buenas intenciones «ponele» está plagado el camino al infierno.

Por Martín Orozco