Por unanimidad se decidió en Mendoza que el ex ministro de Alfredo Cornejo, Dalmiro Garay, seguirá al frente de la Suprema Corte provincial

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Independencia es solo una plaza en Mendoza. El ex ministro del actual gobernador electo Alfredo Cornejo, Dalmiro Garay, continuará presidiendo la Suprema Corte de Justicia de Mendoza (SCJM), luego de arduas negociaciones entre los siete miembros del alto Tribunal que finalizaron con un acuerdo unánime.

Durante los últimos meses la tensión en el seno de la SCJM era evidente por los cortocircuitos que se manifestaron en hechos puntuales, como las decisiones que se tomaron en el Consejo de la Magistratura (que derivaron en denuncias) y el polémico examen de ingreso al Poder Judicial.

Cabe recordar la denuncia de posible manipulación del Consejo de la Magistratura de Mendoza para ubicar en el cargo de fiscal civil de Cámara a un denunciado por buscar ventajas políticas en ese ámbito.

En el temario del Consejo aparecen 2 candidatos. La queja es porque uno de ellos es el titular de la Dirección de Personas Jurídicas de la Provincia, Sebastián Soneira, denunciado a principios de agosto por Leonardo Pasccon, que representa a la Federación de Abogados en el Consejo de la Magistratura por, presuntamente, coaccionar a otros miembros.

Por otro lado, hubo otro escandalo en el examen de ingreso al Poder Judicial con las 300 impugnaciones presentadas por las sospechas sobre la filtración del cuestionario que integraba el primer test realizado el 14 de junio pasado y que estaba a cargo de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo).

En ese contexto Garay, ex ministro de Gobierno de Alfredo Cornejo, buscó su reelección. Quien le hizo frente fue otro juez de origen radical, José Valerio, uno de los especialistas en materia penal que tiene el máximo tribunal. El primero contaba con el aval de Pedro Llorente y María Teresa Day, mientras que su inesperado contrincante tenía el aval de Mario Adaro. Por ese motivo, los votos de dos magistrados de extracción peronista, Omar Palermo y Julio Gómez, eran los más codiciados.

Finalmente, en una reunión que se extendió durante unas tres horas, los supremos llegaron a un acuerdo para que Garay siga siendo presidente, secundado por Adaro (vicepresidente primero) y Palermo (vicepresidente segundo).

En esta oportunidad, la elección quebró la relación de poderes existente en la Justicia y la grieta, que generó un claro desgaste en el seno de la Corte, fue desplazada para dar lugar a nuevas alianzas y reacomodamientos internos.

Así las cosas, la pugna por la presidencia de la Corte estuvo más vinculada con la forma de entender el funcionamiento de la Justicia que con las simpatías partidarias de los siete los supremos: Garay, Valerio, Day y Llorente, cercanos al oficialismo, por un lado; Adaro, Palermo y Gómez, relacionados con el PJ, por el otro.

De esta manera Garay, que llegó a la presidencia de la Corte en el 2020 para completar el mandato de Jorge Nanclares (se jubiló) y fue reelecto en noviembre del 2021, se mantendrá como titular de la Corte por otros dos años. Pero estará en “minoría” en la trascendental Sala Administrativa, que completan ambos vicepresidentes (Adaro y Palermo) y que tiene entre sus funciones designar funcionarios y empleados, organizar tribunales Inferiores y Juzgados; constituir sedes alternativas de los Tribunales; ejercer el control general y permanente sobre la administración de justicia y sus sistemas de administración financiera; administración de bienes y servicios, administración de recursos humanos.

Sobre nota de El Sol