Realmente los argentinos tenemos un espíritu de tango gastado, con la nostalgia «de tiempos mejores» metida bajo la piel. Para peor seguimos revolviendo el pasado como puñales en nuestro corazón esperando con esperanza «la vuelta de la mina que nos dejó»… es decir, ese momento de aquella bella Argentina de cuando éramos felices (y jóvenes).
Ese fue verdaderamente el discurso de Cristina Fernández de Kirchner en el Estadio Diego Armando Maradona de La Plata, una mirada al futuro con un espejo retrovisor mirando al pasado. En medio reivindicando «el jugueteo» de la esperanza de la gente que hoy verdaderamente la está pasando muy mal. Un viejo método de la dirigencia política latinoamericana.

Muy acertadamente, «El Turco» Jorge Asís, gran analista político de la Argentina de hoy y peronista, lo definió de manera concreta y clara «No fue el mejor discurso de Cristina Kirchner» y que hubiera sido «mejor resuelto con una carta. Hubiera sido más significativo» teniendo en cuenta la fecha que se conmemoró: El Día de la Militancia.
No obstante, el mismo Turco marcó la torpeza de la misma oposición de agrandar aún más la imagen de la vicepresidenta. Sostuvo que hoy Cristina «es la jefa del peronismo» porque «en el peronismo el jefe es quien es más criticado y difamado por al antiperonismo. Ellos la consolidan», aseverando el analista en referencia a los medios opositores gorilas que le dan cada vez más imagen a favor a la exmandataria por medio de críticas.
La misma oposición le regala entidad a CFK y la furia en las declaraciones antiperonistas hace que la expresidenta sea transforme en «victima» de la violencia política. Un torpe bumerang para los que proponen una Argentina sin peronismo.

Pero entre las ofertas más fuertes mirando al 2023 aparece una «Argentina que avanza para atrás», de la mano de Mauricio Macri, que también juguetea con un probable «Segundo Tiempo» que lo lleve de regreso a la Casa Rosada, con un modelo de gestión «repetido» o incluso «recargado» al extremo en ajustes y recortes a la economía ¿Se bancará el pueblo más políticas neoliberales, con más tarifazos, menos asistencia social y salarios devaluados?

Pero la «rebeldía» de Javier Milei tampoco es una apuesta al futuro, sino una reivindicación del pasado menemista y la «pizza con champán», de una economía libre importadora que destruyó las economías regionales y la producción nacional. Un Milei despeinado se animó a remixar un gastado discurso de neoliberalismo económico que fracasó hace tiempo en el mundo, desempolvó al pelado Domingo Cavallo, que desempolvó la vieja receta del fracasado Martínez de Hoz ¿Ese es el futuro que queremos?

Y si seguimos «retrocediendo en chancletas» nos volvemos a Mendoza y nos encontramos con el regreso de Alfredo Cornejo a la gobernación de Mendoza, un «operativo clamor» que trae un camión lleno de sus amigotes de siempre viviendo del flaco Estado provincial, continuando su misión de rascar todas las ollas de posibles negocios para beneficio personal, en medio de una provincia sostenida a base de deudas, recortes en los salarios públicos y privados y mucho humo mediático.
¿Vos amigo biencuyano sinceramente viste que estás mejor desde que Alfredo Cornejo asumió la gobernación? ¿Tenés mejor cobertura en salud pública? ¿Tenés casa propia? ¿Tenés cloacas? ¿Tus hijos van a una mejor escuela pública? ¿Te rinde tu salario para llegar bien a fin de mes? ¿Tenés una provincia segura? ¿Tenés un buen laburo? ¿Tenés mejores rutas? ¿Cambiaste tu auto? Espero tu respuesta…

Cornejo, un hombre que vivió 33 años de diversos cargos públicos en base a «la Teta del Estado» ¿puede hablar de inversiones, desarrollo privado, leal competencia? ¿sabe o es chamuyo? ¿El mendocino puede volver a votar lo mismo? Aún esperamos sentaditos el Ecoparque que Cornejo prometía en la campaña electoral del 2015 y «la lluvia de inversionistas» del nuevo y moderno centro de esquí de Los Penitentes, expropiado al estilo chavista por el muchacho radical de San Carlos. Ni hablar de Portezuelo del Viento.
Si estas cartas (del pasado) serán para caminar la Mendoza y la Argentina del futuro, nuestro destino ya está marcado. La película es la misma, el final es el mismo ¿Y si nos desafiamos hacer un cambio de camino? La Democracia te permite afortunadamente innovar y elegir muchas opciones a un futuro mejor.
Por Julián Galván