Alumnos de escuelas primarias y secundarias de todo el país comenzaron este lunes a regresar a las clases presenciales tras el receso de invierno y con esquemas que incluyen también la modalidad virtual.
Los estudiantes de Mendoza ya habían regresado a clases el pasado 29 de julio, de manera semipresencial como antes del receso invernal, pero a partir de esta semana se aumentó la asistencia a las escuelas en Nivel Inicial y primer ciclo de primaria, informó la Dirección General de Escuelas (DGE).
Esta presencialidad absoluta comenzó a regir desde ayer en Mendoza para la modalidad de Educación Especial en atención temprana; salas de 4 y 5 años; primer, segundo y tercer grado; SEOS y Centros de Apoyo Educativos.

Con respecto al segundo y tercer ciclo de nivel Primario, nivel Secundario, tanto orientado como técnico, Educación de Jóvenes y Adultos, Educación Especial en su segundo y tercer ciclo de primaria y nivel secundario, escuelas artísticas vocacionales y Centros de Capacitación para el Trabajo, continúan según su Plan Operativo Institucional y cumpliendo los protocolos sanitarios.
De esta manera, este lunes, 169 000 alumnos y alumnas de toda la provincia regresaron a la presencialidad absoluta. Esto implica que acudirán a clases en las escuelas todos los días y con el curso completo. Mientras el sistema ultima los detalles para la vuelta a las aulas de estudiantes del resto de los niveles educativos para septiembre. La DGE apunta así para concluir el segundo semestre el próximo 10 de diciembre, con el objetivo principal de alcanzar los 182 días de clases.

A pesar de ello, generó cuestionamientos del ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta, que calificó de «irresponsable» la medida. Trotta, al hablar con El Destape Radio, indicó que su ministerio observa esta situación «con enorme preocupación» y sostuvo que «es incomprensible que se tomen decisiones por fuera de la evidencia».
Como respuesta, la diputada provincial, titular del bloque UCR en la Cámara Baja de Mendoza, Cecilia Rodriguez, respondió los dichos del ministro Trotta con una contundente columna de opinión.
La Educación: Un Derecho Humano
La Presencialidad: Un factor de Igualdad y no de peligro

Es irrefutable que la Educación es un derecho consagrado en nuestra Constitución Nacional y en la Convención de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes. Ante esto, la falta de clases presenciales significa una vulneración de derechos humanos, lisa y llanamente, que precisa de una decisión política seria en un marco de crisis; es priorizar la educación, es no permitir que sean los niños, niñas y adolescentes los más perjudicados en sus actividades esenciales, aquellas que son fundamentales para su desarrollo y su salud entendidas de manera integral.
Es preciso arrancar esta nota con datos, con estadísticas, como lo hacen los países que trabajan sus políticas públicas y sanitarias con seriedad. En ocasiones, se argumentó que mantener las escuelas cerradas reduce la circulación de personas y por lo tanto del virus, disminuyendo contagios y riesgos. Sin embargo, los estudios no muestran incrementos significativos de las tasas de contagios cuando la reapertura de las escuelas se realiza de forma cuidada.
En lo que respecta a Mendoza, al 15 de Mayo de 2021, de un total de 575.267 estudiantes pertenecientes a las Regiones Metro-Sur, Metro-Norte, Este, Sur y Valle de Uco, sólo se presentaron 9.862 casos sospechosos, siendo confirmados con COVID-19 un total de 4.849, representando el 0.01% del total de estudiantes que asisten a las escuelas.

No vamos a cansarnos de decirlo, la niñez y adolescencia no pueden ser una variable de ajuste. La dirigencia política debe priorizarlos, y Mendoza es un claro ejemplo de esta definición. Tendremos posibilidad de desarrollo si colocamos a la educación en primer lugar, sobre todo en un contexto de crisis.
Según un monitoreo realizado por la UNESCO en 2021, como consecuencia de la pandemia en febrero de 2020, los dos primeros países en implementar la interrupción fueron China de forma total y Mongolia de forma parcial. En abril se sumaron a los ya mencionados 170 sistemas educativos con medidas interruptivas, siendo afectados alrededor del 84.3% de los estudiantes del mundo. Para el caso del Hemisferio Sur, la interrupción de clases se dio durante todo el ciclo lectivo 2020.
El Observatorio de Argentinos Unidos por la Educación manifiesta que la vuelta a clases presenciales implica el procesamiento de una tensión entre las razones sanitarias y las cognitivas, sociales y psicológicas. Las consecuencias de la interrupción de clases presenciales, sí presentan datos alarmantes: problemas de socialización y salud, pérdida de aprendizaje y la desigualdad educativa.

En lo que respecta a los problemas de socialización y salud, estudios internacionales demuestran que por ejemplo en California (EE.UU.) cayeron los informes de sospecha de abuso infantil en un 28% en comparación con los informes durante esos mismos meses en 2019, teniendo en cuenta que los maestros son los agentes que más reportan situaciones de abuso infantil. Además estudios realizados en Japón reportaron que el 15% de los padres encuestados señaló en sus hijos aumentos de peso desmedidos durante la suspensión de las clases presenciales acrecentando en ellos el sedentarismo y los hábitos alimenticios poco saludables. Estos efectos negativos se han trasladado también a la salud mental (angustias, depresión), significando una falta de acceso a los recursos que suelen tener a través de la escuela, especialmente en lo que respecta a la prevención y detección.
En relación a la pérdida de aprendizaje, Holanda por ejemplo que sólo interrumpió el dictado de sus clases ocho semanas en sus evaluaciones registran grandes pérdidas de aprendizaje, en especial en las familias con mayores dificultades. Esto va de la mano con la desigualdad educativa que se profundiza en los entornos más desfavorecidos y vulnerables.
En función de lo dicho y los datos aportados, me pregunto: ¿En serio quieren seguir apoyando la falta de clases presenciales? Insistir y persistir en esa idea, es una vulneración imperdonable de los derechos humanos de los más jóvenes, sin percatarnos que somos los responsables máximos de su bienestar actual y de su futuro. Por todo ello, seguiremos defendiendo sus derechos hoy y siempre; nuestros chicos y chicas pertenecen a sus aulas.

Por Cecilia Rodríguez, diputada provincial UCR- Cambia Mendoza