Luego de una serie de reuniones paritarias entre las patronales y el sindicato que nuclea a los trabajadores vitivinícolas de todo el país (Foeva) se dispuso un paro nacional de 48 horas para los días 30 y 31 de marzo.
El reclamo de los trabajadores vitivinícolas de un salario igual a la canasta básica, hoy valuado en más de $56.000, contrasta con la oferta de las patronales de un aumento del 30% en cuotas, siendo que la gran parte de los salarios se encuentran muy lejos de la suma de la canasta básica y de la línea de la pobreza, y que los trabajadores ingresantes cobran sumas de alrededor de los $25.000 y con contratos eventuales, si es que están el blanco.
En el marco del parazo de los obreros vitivinícolas, la retención de servicio y el acatamiento fue total en este martes en la bodega Zuccardi. Los trabajadores se concentraron en la puerta de la bodega lo que despertó el descontento manifiesto de su propietario, “Pepe” Zuccardi, dirigente de la Coviar (Corporación Vitivinícola Argentina) y empresario ampliamente ligado al kirchnerismo.
Zuccardi convocó un despliegue policial, con más de cinco móviles en la puerta de la empresa durante toda la jornada, intentando forzar que los trabajadores levantarán la medida. Frente a la tenacidad de los obreros, el bodeguero nacional y popular recurrió a la mentira de que estos trabajadores impedían el movimiento de camiones y personal. Esta patraña fue la excusa para que intervenga el fiscal de la zona, que no pudo avanzar al constatar que todo esto era falso.
“Pepe” no se privó de amenazar con sanciones y marcar gente. En su bodega los obreros en promedio no llegan a los $25 mil por mes, mientras el se llena los bolsillos fruto del aumento de las exportaciones y del valor del vino y las exenciones y promociones que el gobierno les provee.
Mientras las patronales ligadas a Cambia Mendoza o al peronismo cierran grietas en función de atacar a las condiciones laborales, los trabajadores mantendrán las medidas de fuerza como estaban anunciadas, con la convocatoria a movilizarse mañana 31 de marzo desde las 18hs desde el nudo vial de la ciudad de Mendoza.
Trabajadores vitivinícolas exigen dignidad
Este paro general es antecedido con numerosas movilizaciones de trabajadores autoconvocados que reclamaron por múltiples derechos que no son reconocidos por las patronales, y por salarios dignos en un escenario en el que las grandes patronales ganaron millones de dólares y pagaron en cuotas salarios en pesos, debajo de la canasta básica. El reclamo es parte de un escenario producido por la misma patronal, que desde hace más de quince años paga salarios cada vez menores por debajo de la inflación mientras sus ingresos son colosales.
La labor de los trabajadores vitivinícolas fue rápidamente declarada esencial en el contexto de pandemia, por lo que la producción durante el 2020 no se detuvo y, según los testimonios de los trabajadores, superó cifras récord. Así se expuso a los trabajadores, con pocas o ninguna medida de seguridad dentro de las bodegas, y ni hablar de los trabajadores de la cosecha que rozan la servidumbre.
Durante los primeros meses de pandemia cientos de trabajadores golondrina quedaron abandonados a su suerte por varios días en la terminal de Mendoza, esperando permisos que los dejaran volver a sus casas, teniendo incluso que recurrir a una campaña de donaciones. La esencialidad existió sólo en función de las ganancias patronales y la seguridad necesaria fue velozmente olvidada por las patronales y el gobierno.
Este paro es una oportunidad de conquistar salarios mejores, pero debe discutirse también un plan de lucha unificado por todos los derechos ausentes de los trabajadores vitivinícolas, en un planteo de unidad que se imponga a los intereses patronales o de la burocracia y el mismo Estado que es cómplice del destrato y la miseria a la que se busca subyugar a todos los trabajadores.
Fuente Prensa Obrera