La discapacidad es un fenómeno social, por ende es función del Estado, la sociedad, y las empresas derribar las barreras.
Las barreras son diversas, pero se debe hacer hincapié en la falta de información sobre la discapacidad y la inclusión laboral que, a su vez, genera grandes prejuicios elaborados sobre bases o fundamentos erróneos.
En la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad se reconoce el derecho de las personas con discapacidad a trabajar en igualdad de condiciones con las demás, en un entorno laboral abierto, inclusivo, accesible y garantizando los mismos derechos que cualquier otro empleado detente.
El rol de las empresas es fundamental para construir una sociedad más inclusiva, el trabajo es una de las esferas en donde la sociedad se establece, y es fundamental al momento de representar un escenario de constantes transformaciones sociales.
Es por esto, que las empresas son espacios primordiales en donde los cambios deben gestarse.
Construir una sociedad inclusiva e integrada es una misión compleja, y las empresas deben ser parte de esta construcción.
Esto provoca una apertura de pensamientos, y una positiva recepción en la inclusión, porque las interacciones que se producen dentro de la industria, sin excepción, extrapolan las condiciones que ocurren en la vida cotidiana de las personas.
En consecuencia, avanzamos hacia la construcción de una sociedad más inclusiva, si bien la actualidad nos encuentra en un estado de progreso respecto a estas temáticas asociadas a la inclusión de las personas con discapacidad, aún es insuficiente para disociar a la discapacidad como sinónimo de «desempleo».
Independientemente de las medidas implementadas, para que la gestión inclusiva sea exitosa, todos los participantes de la organización deben estar alineados y colaborar activamente en este camino.
A su vez, las empresas deben anticiparse a las posibles dificultades y formar a sus trabajadores en estos temas, para implementar con éxito las políticas de inclusión laboral.
Las empresas inclusivas, con el fin de asegurar el éxito del mañana, dan un mayor valor a los objetivos no monetarios de la organización. Entender que cuando se hace lo correcto, las ganancias de largo plazo superan cualquier posible compensación de corto plazo.
Una empresa inclusiva será más atractiva para potenciales inversionistas, abriendo paso a nuevos mercados, así como también, fidelizará a sus consumidores, y clientes.
Considerar la discapacidad y la inclusión, atrae múltiples beneficios visibles en el mediano y corto plazo, uno de ellos, es el valor en la productividad.
Es fundamental que las empresas tomen en consideración la importancia de los beneficios internos, tales como:
1) Las organizaciones inclusivas garantizan la motivación en las diferentes áreas de desempeño. Creando una cultura de confianza, enfocada en trabajar desde las fortalezas del capital humano.
2) También, favorece la comunicación dentro del ambiente de trabajo, mejorando la experiencia de sus trabajadores.
3) Mejora los procesos de adaptación, teniendo una respuesta positiva en los procesos de innovación.
4) La inclusión laboral permite crear equipos multidisciplinarios, garantizando el crecimiento lo que a su vez contribuyen a la creatividad, y productividad de las empresas.
Para lograr el objetivo, el sector empresarial debería comunicar con claridad la demanda laboral requerida por las empresas, esto permitiría formar el capital humano adecuado garantizando la inclusión laboral, de las Personas con Discapacidad.
Para que esto suceda, debemos estar dispuestos a empujar los límites, y actuar de modo proactivo y seguro, ante los desafíos de construir una sociedad más justa e inclusiva.
Por Pablo Nuñez – Portada.com.ar