La desesperación por la caída en las encuestas, el malhumor de la calle y la caída en el consumo, decidieron a Alfredo Cornejo pegar un timonazo y volver a sus fuentes K: cuando el mendocino hacía populismo con boina blanca y respondía su lealtad por Néstor y Cristina.
Cuando Cornejo fue Diputado Nacional, entre 2005 y 2007, fue uno de los artífices de la Concertación del kirchnerismo con radicales K que terminó en la candidatura a vicepresidente de otro gran mendocino, Julio Cobos.
El sábado 12 de agosto de 2006 los gobernadores y 183 intendentes radicales de todo el país se reunieron en el Encuentro Federal del Radicalismo: allí, Julio Cobos (entonces, gobernador de Mendoza y, más tarde vicepresidente de la Nación) utilizó en su discurso el término Radicales K por primera vez.
En aquéllos tiempos Alfredo Cornejo era uno de los principales artífices de esta concertación radical-kirchnerista. Un detalle de ello, fue el documento, redactado por el mismo diputado Alfredo Cornejo y el intendente de Neuquén Horacio «Pechi» Quiroga, reafirmando el apoyo a la concertación plural lanzada por el gobierno «como alternativa para explorar alianzas», que cayó muy bien en Casa Rosada por aquél entonces manejado por el presidente Néstor Kirchner y el jefe de Gabinete Alberto Fernández.
Esa «alternativa» incluía, entre otros aspectos, la decisión de exigir libertad de acción en los distritos para establecer alianzas electorales, a lo que se oponía la conducción nacional de la UCR.
El 25 y 26 de agosto de 2006 la UCR celebró en Rosario la reunión ordinaria de la Convención Nacional, sin la presencia de los radicales K. Así se produjo así la ruptura con la UCR.
En las elecciones presidenciales de octubre de 2007, la fórmula oficialista estuvo compuesta por Cristina Fernández de Kirchner y el radical K Julio Cobos (exgobernador de Mendoza), resultando ganadora con e 45,25%. Tras estos comicios Cobos fue expulsado de la UCR.
De esa manera, también el alumno Kornejo llegó al poder con su «Concertación Ciudadana»… y pudo gracias a la boleta electoral kirchnerista, derrotar al peronista Carlos de La Rosa y ser el intendente de Godoy Cruz.
Cornejo le debe a Cobos su papel protagónico. Fue su ministro de Gobierno y de Seguridad. Su paso por el Congreso, de 2005 a 2007, lo llevó a las grandes ligas. Desde el despacho de Alberto Fernández en la Rosada diseñó con éste la Concertación del kirchnerismo con radicales K. Pero el voto “no positivo” de Cobos de 2008 hizo estallar la amalgama y Cornejo comenzó a ser lo que es hoy: un crítico feroz del kirchnerismo.

El resto es historia conocida… Alfredo armó otra alianza y su principal amigo era el empresario Mauricio Macri, en donde se desarrolló un idilio de amor y comprensión hasta que los números en las encuestas empezaron a caer…
Cornejo para no quedar enganchado con el «collar de melones» del Macrismo, tomó la decisión de despegarse de Mauri y desdoblar sus elecciones 2019 en la provincia. Pero aún con eso, su imagen venía en picada; descubrió que los mendocinos están avivados porque los legisladores que responden a sus órdenes, votaron a favor de las políticas de Macri, a favor de los tarifazos y los ajustes, a favor del recorte a los jubilados, a favor de lo que hoy es esta Argentina, prendida a la inflación y rendida ante el Fondo Monetario Internacional. Nada de eso sirvió y lo que era «el mejor alumno de Casa Rosada», ahora era una pesadilla mendocina. Cornejo también es responsable de esta debacle.
Allí Alfredito, para levantar su perfil, volvió a sus fuentes K, y le acercó a Mauricio, como presidente de la UCR Nacional, una batería de propuestas «sensibles» para salir de la crisis socioeconómica, con viejas recetas kirchneristas: una economía marcada por el control, los congelamientos de precios (la pintada de cara de «los precios cuidados») y los subsidios estatales a los servicios públicos.

Cornejo sueña con esos tiempos del populismo k y adopta para su gestión política ciertos modismos que «critica de la boca para afuera»: su manejo personalista de la política al estilo Cristinista, su designación «a dedo» de los candidatos por mera intuición, su cerramiento partidario (en el Frente Cambia Mendoza, donde conviven varias fuerzas políticas, «al estilo Cornejista» solo se concibe a los radicales como candidatos), su manipulación mediática por medio de voluptuosos gastos en pauta, su egoísmo, su carácter obsesivo y centralismo («soy yo y solo yo»), su obra pública a manos de los empresarios amigos, su discurso electoral «populista», todo eso hace un cóctel K que lleva en sus genes.
Incluso, en varias ocasiones, el kirchnerismo mendocino lo ayudó a llevar adelante algunos logros de su gestión. La activa participación de la camporista Anabel Fernández Sagasti en el tema de los Juicios Populares y en resolver la crisis del sobrestock en el sector vitivinícola, dan prueba de ello.
Hoy Cornejo critica al gobierno de Macri como si fuera un integrante más de «Los Irrompibles» de Leandro Santoro… descubrió que vamos por el camino equivocado que nos lleva a una gran crisis social y económica ¿Lo cree realmente o solo es una pose con fines electorales? Lo veremos en las urnas…