Ni Valdés, ni Pullaro, ni Cornejo tienen interés por hacerse cargo de la UCR Nacional ¿Puede surgir un «Cisne Negro» que presida el radicalismo en el 2026? ¿Será el mendocino Ulpiano Suarez el elegido en el plenario del próximo 12 de diciembre capaz de reordenar al partido?

Actualidad Mendoza

La Unión Cívica Radical confirmó cuándo renovará su conducción nacional. El partido convocó para el 12 de diciembre al plenario que elegirá a la persona que reemplazará a Martín Lousteau al frente del Comité Nacional.

Como es habitual, la elección se llevará adelante una vez que quede formalizada la integración de los bloques legislativos. En esta ocasión, el panorama aparece más despejado: hay pocos nombres en danza y el propio Lousteau ya dejó en claro que no buscará seguir al mando.

La decisión se tomó por unanimidad en una reunión de la Mesa Nacional, todavía presidida por el economista y dirigente radical. El Plenario de Delegados estará integrado por cuatro representantes por provincia, además de delegados de la Juventud Radical, Franja Morada, Foro de Intendentes, Organización de Trabajadores Radicales y UCR Diversidad.

El encuentro será el 12 de diciembre a las 14, en la sede partidaria ubicada en Alsina 1786, Ciudad de Buenos Aires.

El encuentro se realizará el 12 de diciemrbe a las 14 en la sede partidaria de Alsina 1786.

Lousteau deja la presidencia y también el Senado

Según señalaron fuentes internas, Lousteau no tiene intención de continuar al frente de la UCR tras un período atravesado por tensiones con distintos sectores del partido, especialmente con los gobernadores que eligieron respaldar al gobierno de Javier Milei.

Además de dejar la conducción, el actual senador nacional finalizará su mandato en la Cámara alta y pasará a ocupar una banca en Diputados dentro del bloque Provincias Unidas.

Durante los últimos meses, Lousteau mantuvo una postura crítica frente a La Libertad Avanza. Acompañó proyectos como la Ley de Financiamiento Universitario y la Emergencia Pediátrica, y cuestionó varias medidas económicas del Gobierno nacional, particularmente la estrategia de acercamiento con Estados Unidos.

En tanto, el bloque legislativo del radicalismo en el Congreso Nacional está en rojo (y no blanco). La mendocina Pamela Verasay, alineada con Alfredo Cornejo, reunió al bloque para bajar un mensaje conciliador en medio del desgaste interno. “Una unidad sin condiciones”, fue la frase que quedó flotando en el encuentro, aunque el panorama no es sencillo, ya que de los 12 diputados que esperaban retener tras las elecciones, podrían quedar solo siete. El retroceso es evidente si se compara con el bloque de más de 40 legisladores que supo tener antes de la irrupción libertaria.

Ni Valdés, ni Cornejo

El centenario partido está pasando por un momento crítico, uno de los retrocesos institucionales más profundos de las últimas décadas, con sectores internos totalmente divergentes, con muchos correligionarios alineados a la ultraderecha liberal de Javier Milei y otros en la vereda de enfrente, en lo que sería la social democracia sostenida de Don Raúl Alfonsín. No será fácil para el próximo dirigente que presida la Unión Cívica Radical establecer puentes en común para seguir adelante dentro del mismo espacio… y es una de las razones de que nadie quiere quedar pegado.

La opinión generalizada en el radicalismo es que no hay muchas ganas de terminar contando votos para definir la próxima conducción. La idea mayoritaria apunta hacia un acuerdo en el que todas las partes queden representadas en el armado de la Mesa Directiva, integrada por el presidente, tres vices, un secretario general, nueve secretarios, un tesorero y un protesorero.

Uno de los primeros nombres que sonaban para encabezar el centenario partido era el correntino Gustavo Valdés, no obstante la idea se fue diluyendo… “Mi intención es trabajar por Corrientes y ver qué es lo que tenemos que hacer”, dijo este miércoles, ratificando su postura de concentrar fuerzas en su provincia. Según se cuenta en off, el correntino tiene más ganas de manejar los bloques legislativos y negociar desde allí, que estar rosqueando dentro de los mítines partidarios.

El desafío es encontrar el nombre que conforme a todas las partes, con Valdés autoexcluido. El mendocino Alfredo Cornejo es el otro gobernador que aparecía con chances de reunir esos apoyos, aunque su representación en la interna no es la mayoritaria.

En diálogo con la prensa, Cornejo criticó de forma concreta la gestión de Lousteau en el partido centenario y agregó que si bien seguirá colaborando para recuperar el sendero de crecimiento, no se anota en la conducción de la UCR.

«Yo voy a trabajar todo lo que pueda para que el radicalismo tenga un espacio nacional, el partido está pasando por una crisis nacional, ha sido muy mala la gestión anterior», fustigó contra Lousteau Cornejo, quien ya fue presidente desde el 2017 hasta el 2021.

Actualmente alineado a Milei, Cornejo juega a negociar también desde los foros parlamentarios y descarta ponerse la boina blanca para la conducción nacional «No aspiro a eso en este tiempo, sí voy a colaborar todo lo que pueda. Ya me lo han propuesto, pero no, lo hemos descartado», expresó el radical empelucado.

Tampoco hay entusiasmo desde Santa Fe… El gobernador Maximiliano Pullaro rechazó nuevamente conducir el Comité Nacional de la UCR. La decisión llega después de un 2025 complejo en lo electoral, con derrotas internas y un triunfo ajustado en la elección de convencionales. Por eso Pullaro juega a recalibrar su estrategia y evitar una exposición nacional que, según reconocen en su entorno, podría comprometer su capital político.

¿Y si es Ulpiano Suarez la sorpresa?

En la senda correcta, Hipólito Yrigoyen advertía hace un siglo: «que se pierdan mil gobiernos, pero que se salven los principios». El modelo social de la UCR procuró desde siempre el predominio del bien común y del bienestar general; o sea, el triunfo del solidarismo sobre el egoísmo y el éxito del altruismo sobre el individualismo.

El radicalismo por ello no puede ser indiferente a la cuestión social ni puede desentenderse de los apremios con que la necesidad insatisfecha limita el goce de las libertades y garantías. Por eso es clave, recuperar esas convicciones para ser una alternativa ante la crueldad actual.

Hasta el momento, el único que ha expresado su voluntad de presidir el Comité Nacional de la Unión Cívica Radical es el intendente de la Ciudad de Mendoza, Ulpiano Suarez.

El radicalismo es la corriente histórica de la emancipación nacional, fue el histórico garante de las clases medias, asegurando la vigencia de la democracia y la paz interior. Entendiendo en consecuencia que la UCR es una permanencia y no depende de circunstancias que pueden resultar fluctuantes o variables, representa la esperanza de construir una sociedad y un Estado democrático, donde el imperio de la Constitución y la ley, el respeto por la voluntad popular, legalidad y los derechos humanos fueran una realidad presente en la Argentina.

Ulpiano Suarez propone recuperar su identidad partidaria y sentido de pertenencia, estableciendo la recuperación del diálogo, el debate de ideas y los acuerdos.

Ulpiano Suarez, además de ser el intendente con mejor imagen del país (según el ranking de la Consultora CB) y el presidente de la CIDEU
Red de Ciudades Iberoamericanas, es el actual presidente del Foro de 500 intendentes radicales de todo el país, con características dialoguista que puede ordenar las actuales disidencias para consolidar un consenso partidario.

El Yayo tiene muy buena relación y diálogo fluido con todos los sectores disidentes del radicalismo nacional, de Pullaro, de Lousteau, de Manes, de Valdez, de Cornejo, de Sadir, de Zdero (se lo ha visto recientemente juntos en el Smart City Expo World Congress 2025 en Barcelona), de Mestre y De Loredo, entre otros… lo cual podría ser una fuerte síntesis de una actitud renovadora del partido, un radicalismo de gestión y con una mirada federal ¿Será el elegido?

Recuperar una identidad

La principal virtud de la UCR es su compromiso inquebrantable con los valores republicanos y democráticos, buscando un desarrollo social equitativo y la consolidación de las instituciones en Argentina.

Entre sus principales virtudes se destacan:

  • Defensa de la democracia y la institucionalidad: La UCR ha sido un pilar fundamental en la lucha por el sufragio universal y contra el fraude electoral a lo largo de su historia, desde sus orígenes a fines del siglo XIX y principios del XX, hasta la recuperación de la democracia en 1983 con Raúl Alfonsín, que llevó adelante el histórico Juicio a las Juntas Militares y la creación de la CONADEP. El partido aboga por el pleno funcionamiento independiente de los tres poderes del Estado (ejecutivo, legislativo y judicial).
  • Igualdad y reformas sociales: El partido históricamente ha promovido reformas sociales y la búsqueda de la igualdad, con medidas como la ley de salario mínimo, vital y móvil, la ley de medicamentos y el impulso de la reforma universitaria de 1918. Busca construir una «democracia de iguales, de una ciudadanía integral y generalizada».
  • Vocación de servicio y ética pública: En sus bases de acción política, la UCR expresa una vocación de servicio a la comunidad, conjugando valores de libertad e igualdad, y cuenta con un Tribunal de Ética para controlar el cumplimiento de sus principios por parte de sus miembros y autoridades.
  • Rol del Estado y desarrollo: La plataforma de la UCR defiende un rol activo del Estado en la promoción del desarrollo económico armónico de las regiones del país, el crecimiento científico-tecnológico y la garantía de derechos. Garantiza la gratuidad de la enseñanza en los tres niveles y apoya la educación pública.
  • Experiencia histórica: El partido valora su «experiencia colectiva» acumulada a lo largo de décadas de historia y luchas por la democracia, considerándola un capital importante para el país.