Alrededor de diez millones de chicas y chicos en Argentina comen menos carne y lácteos que el año pasado por la situación económica y más de un millón se saltea una comida diaria. También se redujo la ingesta de verduras y frutas, en contraposición con el aumento del consumo de fideos y harinas. “Comer un guiso con carne es un lujo”, dicen desde los comedores.
Los datos surgen de la Octava encuesta a hogares con niñas, niños y adolescentes de UNICEF difundida hoy que muestra la reducción del consumo de alimentos centrales como carne, verduras, frutas y lácteos y el aumento de los más baratos y menos nutritivos como fideos, harina y pan. Además, un 52% de los hogares tuvieron que dejar de comprar algún alimento, once puntos más que en 2023. Se trata de 3,3 millones de hogares, un 90% dejó de comprar leche, carnes y otros lácteos. La cifra es del 67% en aquellos donde se percibe la Asignación Universal por Hijo y el Programa Alimentar. Incluso, la situación se repite en aquellos hogares con jefes y jefas de hogar registrados, donde el porcentaje es del 35%.
La encuesta muestra que en el 48% de los hogares con niñas y niños, los ingresos mensuales no alcanzan para cubrir los gastos mensuales corrientes, siete puntos más que en 2023 y quince más que en 2022. Son más de tres millones de hogares en esta situación. En aquellos donde los jefes o jefas de familia tienen empleos informales, un 65% no puede afrontar sus gastos. Llamativamente la situación también se da en aquellos con empleos registrados, un sector en el que asciende al 30%. Esto demuestra que el tener un empleo no resulta suficiente para salir de la pobreza.

La muestra indica que un 23% de los hogares dejaron de comprar medicamentos y un 32% redujeron los controles médicos y odontológicos. En algunos casos, estas restricciones también tienen impacto sobre sectores medios: un 9% de los hogares tuvieron que darse de baja de la prepaga o cambiar a las niñas y niños de escuela por no poder pagar la cuota.
En este contexto, el presupuesto transversal de la Administración Nacional destinado a la niñez ejecutado en los primeros cinco meses de 2024 cayó un 25% en términos reales en comparación con el mismo período del 2023. Los datos surgen de otro informe realizado por UNICEF al 31 de mayo. La caída afectó políticas sensibles para el sector educativo como comedores escolares, infraestructura, compra y distribución de materiales o la discontinuidad del Fondo Nacional de Incentivo Docente, entre otros. En cuanto a la salud hubo una reducción en el presupuesto para Abordaje de Curso de Vida y Desarrollo de la Salud Sexual y Reproductiva; y de partidas destinadas a la Secretaría de Niñez.

El especialista en Inclusión Social y Monitoreo de UNICEF, Sebastián Waisgrais, explica que estas decisiones “implican riesgos significativos de desfinanciamiento que pueden comprometer la continuidad, cobertura y calidad de prestaciones clave para la garantía de los derechos de niños, niñas y adolescentes en el país, lo que llama a la necesidad de ampliar el financiamiento y acelerar la ejecución de los recursos para contribuir a proteger y mejorar el bienestar de niñas y niños”.
Además, agregó que de no mediar refuerzos presupuestarios adicionales significativos, 2024 sería el tercer año consecutivo con signo contractivo en los recursos asignados a las políticas de niñez y adolescencia del gobierno nacional, después de la caída registrada en 2023 (-17%), y en 2022 (-1,8%). “Sin embargo, la dinámica presupuestaria que viene mostrando 2024 es preocupante en términos de magnitud y generalidad, en un contexto de elevados niveles de pobreza entre los chicos y las chicas”, describe.
Este dato suma a la preocupante realidad argentina que describió días atrás el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (ODSA-UCA), que viene midiendo indicadores socioeconómicos hace años, y difundió un informe según el cual la pobreza trepó del 44,7% en el tercer trimestre del 2023 al 55,5% en el primer trimestre de este año, en tanto que la indigencia pasó del 9,6% a 17,5% en el mismo período.

El dato es alarmante en Mendoza donde la población en la indigencia es la más alta de Cuyo y dos de cada tres niños están en situación de pobreza, indicador que supera los niveles de pandemia. En el Gran Mendoza hay 493.955 personas que viven en la pobreza y, dentro de ese total, 146.277en la indigencia. Esto implica que, en comparación con el segundo semestre de 2022, cuando las cifras eran de 435.458 y 73.586, respectivamente, 58.491 mendocinos más pasaron a ser pobres y la cantidad de los que son indigentes, es decir no alcanzan a cubrir sus necesidades de alimentación, se incrementó en 72.691.
Frente a esta situación Marcelo De Benedectis, vocero del Arzobispado de Mendoza, dio su visión sobre esos números.
“Lamentablemente a esos números hay que darle un rostro humano, no son números, son personas, familias, 10 puntos más de pobres, 8,9 más de indigentes. Consideramos la niñez, la adolescencia mayor el número. Hace cuantos años venimos escuchando esto, pero lamentablemente va en aumento. Algo pasa, creo que todos tienen que gestionar la cuestión social, hay que poner alguna medida de fondo, los parches no alcanzan, no sirven“, dijo en diálogo con Radio Mitre Mendoza.