Como todos sabemos, el gobernador Alfredo Cornejo está proyectando el desarrollo de la actividad minera en la provincia. A principios de este mes estuvo en Canadá donde mantuvo cinco largas jornadas de reuniones con el objetivo de destacar el potencial minero de cobre y fortalecer la matriz productiva de la región, destacó la recepción que tuvo la provincia en la feria: “Mendoza genera mucha expectativa para hacer minería sustentable. Las principales empresas se interesaron por Mendoza, empresas que tienen estándares de producción ambiental y social muy altos, muy exigentes”, decía en esos días el mandatario mendocino.
Acompañado por la ministra de Energía y Ambiente, la abogada Jimena Latorre; el director de Minería, otro abogado, Jeronimo Shantal, y el gerente general de Potasio Río Colorado, el único que al menos es ingeniero industrial, Emilio Guiñazú… Cornejo presentó en tierras canadienses el plan que tiene Mendoza de exploración de minerales que son imprescindibles para la transición energética, con el objetivo de ir eliminando los fósiles, como necesita el mundo, y remplazarlos por energías limpias.
Más allá que Alfredo Cornejo está mal rodeado, con un equipo de «especialistas» en Minería que son casi todos abogados que aparentan «saber!», tal como el diseñador gráfico y publicista Humberto Mingorance es el nuevo presidente de Aguas Mendocinas… la seriedad de las condiciones que Mendoza ofrece para la producción tiene que ver con lo institucional, la transparencia y el serio compromiso de establecer un modelo profesional de trabajo de larga data.
No se puede hablar con grandes empresas multinacionales que quieran aventurarse con una inversión en una provincia de escasa historia minera en comparación a San Juan, Catamarca o Neuquén, si Mendoza ofrece precariedad, improvisación y hasta incluso amateurismo de sus funcionarios… sino estaremos en la puerta de un nuevo capitulo de «Venta de Humo» como fue el fracasado Portezuelo del Viento o Potasio Rio Colorado, de los cuales los inversionistas internacionales salen espantados.
En medio de un país sumido en la crisis, el cierre de empresas y la desocupación, en Mendoza hoy se habla de desarrollo económico, de progreso, de minería, de energías, de políticas productivas que generen nuevas oportunidades laborales para miles de mendocinos.
Según datos oficiales de Nación, alrededor de 80% de la inversión minera queda en el país e impacta en las economías regionales de manera inmediata. Mendoza cuenta con la infraestructura y los proveedores de bienes y servicios como para generar una aceleración del desarrollo no solamente en la comunidad donde está el proyecto sino en toda la provincia.
El primer inconveniente surge en el escaso caudal de masa laboral especializada en geología y minería que tiene Mendoza, por la falta de un plan formativo profesional que jamás se aplicó en estos 8 años de gobierno de Cambia Mendoza. Ante ello, de darse la posibilidad del desarrollo productivo minero en la provincia, las oportunidades laborales del equipo de trabajo serán «importadas»… mientras el grueso del pueblo mendocino «lo mira de afuera» o al menos pone un parripollo cerca o un almacén para rascar un manguito.
No obstante, a la hora de ejecutar las tareas involucradas en los procesos productivos, es fundamental generar buenas condiciones de esa masa laboral que serán el motor del progreso de Mendoza. Resulta esencial pensar en la aplicación de medidas, normas establecidas y desarrollo de actividades necesarias para la prevención de riesgos derivados del trabajo.
En los lugares de trabajo existen situaciones peligrosas a las que los profesionales y usuarios se encuentran expuestos. De esta manera, interviene la seguridad e higiene en el área laboral, intentando que se cumplan las normas y legislaciones para evitar posibles accidentes de los empleado y eliminar los factores de riesgo en el trabajo.
El término seguridad se le atribuye a la prevención y protección personal frente a los propios riesgos de una actividad laboral determinada. Por el contrario el término higiene proviene de la medicina y que tiene por objeto la conservación de la salud y prevenir a las personas de posibles enfermedades.
La seguridad e higiene en el trabajo, permite que se construya un medio ambiente de trabajo adecuado y justo. De este modo, los trabajadores pueden desarrollar su actividad en un ambiente seguro, sin riesgos de accidentes y con las condiciones de higiene necesarias para que se desarrolle la actividad ¿Está preparada Mendoza para ofrecer esas garantías a sus trabajadores? ¿Los funcionarios abogados y publicistas conocen esta realidad más allá de los límites de sus oficinas?
En la provincia de Mendoza se habla mucho, pero los proyectos quedan estancados. Entre idas y vueltas, desde el 2011 se habla de la creación del Colegio Único de Profesionales de Higiene, Seguridad y Ambiente que permitirá ordenar al sector profesional en la provincia, pero ante la falta de voluntad política el proyecto queda sumido en el Triángulo de las Bermudas de la Legislatura mendocina hasta estos días, lo cual deja a la actividad desamparado y en total informalidad.
Actualmente los honorarios en la actividad en Mendoza están regulados orientativamente y no hay forma de competir ya que no se pueden fijar legalmente gracias a los miles de egresados que nadie controla. Por eso ese colegiado servirá para poner un poco de orden a una situación hoy descontrolada.
El riesgo está íntimamente asociado a la profesión minera. ya que, a diferencia de lo que sucede con otras actividades industriales, en muchos casos no son elegibles ni la localización ni el lugar de trabajo. Las tareas en condiciones de trabajo desfavorables es una de las características de la actividad minera cuya multiplicidad de factores de riesgo presentes son inherentes a la tecnología empleada, al tipo y métodos de trabajo, a su desarrollo y al tipo de explotación.
Los trabajos mineros no solo pueden producir enfermedades profesionales (por ejemplo exposición de los trabajadores a contaminantes químicos tales como la sílice, el polvo de carbón, los gases que se desprenden de las voladuras, o físicos como las vibraciones, el ruido, el trabajo en altura, o biológicos cuando se está expuesto a diversos tipos de agentes infecciosos), sino que es necesario tener en cuenta también a aquellas originadas por la organización del trabajo y la forma de ejecutarlo : movimientos repetitivos, permanencia en posturas inadecuadas por largos períodos, fatiga muscular o nerviosa y otros.
Las prevención de los riesgos laborales tiene que ser entendida como una actividad permanente que debe estar integrada al conjunto de todas las actuaciones de la empresa y en todos lo niveles jerárquicos de la misma. El empleador minero debe elaborar y ejecutar un Programa de Salud y Seguridad en el Trabajo, de acuerdo a las normas vigentes.
Además es necesario la creación de un Comité de Higiene y Seguridad en el Trabajo, un órgano de carácter paritario e interno, representado por personal especializado en materia de higiene y seguridad en el trabajo.
Sin dudas, la importancia principalmente es salvaguardar la vida de la gente que va a trabajar en Mendoza, en cualquier estamento del Estado, público o privado. Por eso es necesario que los funcionarios y legisladores mendocinos entiendan de una vez por todas la idea de avanzar en un colegio que entienda y atienda la problemática que tiene hoy el profesional de higiene y seguridad que bastante está vapuleado en la industria. No podemos hablar de Portezuelo, Potasio Rio Colorado, de Vaca Muerta, de petróleo, de minería, de polos industriales, de turismo, de un serio progreso en Mendoza si no salvaguardamos al trabajador, al emprendedor, al empresario.