Al final el «Ecoparque» fue un anuncio «cáscara»: Recién ahora definen su reconversión con un concurso público

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Cornejo está tan apurado por decir anuncios que al final son solo titulares vacíos de contenido. Lo viene haciendo ahora en campaña y lo ha hecho al principio de su gestión, donde anunció la reconversión del Zoo mendocino para que se convierta en un marketinero «Ecoparque». Se cerró el predio al público, se derivaron numerosos animales a otras partes del país y a «santuarios internacionales»… pero todo quedó igual, lo que desnudó una realidad: la gestión no sabe qué hacer ahora con su predio y con los animales que quedaron dentro. No se acondicionaron los albergues como se habían prometido, no se avanzaron en obras, solo cambiaron alguna chapa y mejoraron un alambrado, pero no mucho más.

La Secretaría de Ambiente y Ordenamiento Territorial y el Colegio de Arquitectos definen recién ahora, a más de un año de la reconversión anunciada, las bases de un concurso de proyectos para el diseño de la reconversión del ex Zoológico provincial en un Ecoparque.

“Estamos trabajando conjuntamente en la reconversión del Ecoparque, marcando pautas claras que respeten la nueva concepción del paseo: la conservación de especies  y del patrimonio histórico “, explicó el secretario de Ambiente y Ordenamiento Territorial, Humberto Mingorance.

El Ecoparque está pensado como un espacio para toda la familia y con innovaciones tecnológicas “basado en el respeto al bienestar animal y no en el encierro para el entretenimiento de los demás”.

Por su parte, la directora de Ecoparque, Mariana Caram, afirmó que se ha logrado avanzar en todos los aspectos de la reconversión. “Están por venir obras muy importantes que permitirán una mejor calidad de vida para los animales”, dijo.

La actualidad del Ecoparque es la incertidumbre y arrojada a la suerte de la imaginación de algún arquitecto que gane el proyecto. Lamentablemente aún sigue archivado un proyecto de Bioparque propuesto por el FIT, trabajadores de ATE Mendoza y trabajadores del zoo, que tiene una concreta propuesta sobre qué hacer con el predio, pero que el «capricho» de ciertos funcionarios no quieren que prospere.