Concertar implica hacer que dos o más cosas armonicen o actúen de forma conjunta, solo si concertamos nuestros ideales conseguiremos la paz.
La concertación, fue la génesis de una grieta hacia afuera, sin embargo puertas adentro el poder se distribuye, como «casi» siempre en pocas manos.
La credibilidad de quienes ostentan el poder, tiende a estar en baja, y dada esa situación cuasi bursatil, necesita un golpe de efecto, para evitar una crisis similar a la que se vivió en 1929 pero en términos políticos.

Hace unas semanas el Diputado Nacional, Alfredo Cornejo definió al Frente de Todos, como una «bolsa de gatos», con la singularidad de que dicho término fue acuñado por el gran Constitucionalista, Germán Bidart Campos, con respecto a lo que fué la Reforma Constitucional de 1994.
Hoy la crisis de valores cotiza en alza, la credibilidad de los actores políticos salvo raras excepciones, goza del rechazo de una sociedad que ve como el poder se rifa entre dos grandes fuerzas.
El monopolio del poder, aún en Mendoza, da como resultado, números en rojo, números que impactan día a día, en la vida cotidiana de casi dos millones de mendocinos.

Mendoza, fue símbolo de la concertación, sin embargo la fragil memoria, de los actores políticos cuyo acuerdo fue el detonante del saqueo moral del «deber ser» de la actividad pública, esto nos lleva a replantear si el reparto del poder en una provincia como Mendoza, ha sido equitativo o simplemente producto de un acuerdo tácito, donde dos partidos, interactúan bajo la sombra de oficialismo y oposición, que enarbola una historia similar al gato y al ratón, con el agravante de que perseguidor y perseguido, son casi la misma cosa.
Mendoza, merece un nuevo contrato social, un contrato cuyo emblema sea, la verdad, y la transparencia, como sinónimo del sentir de lo mendocinos/as, y no como una gran parodia donde el poder, cuasi residual recae en hombres cuya virtud, se asemeja mas a un sofista, que a un gestor del BIÉN COMÚN DE LA COSA PÚBLICA.
Bajo la incertidumbre actual resulta fundamental reconsiderar la visión de la “cosa pública”; en este momento toma especial relevancia el rol y la participación efectiva de diferentes actores en la gestión de lo público.

Con el objetivo de identificar de manera conjunta, el modelo a seguir en la atención y construcción de soluciones ante los nuevos desafíos, es necesario considerar que en tiempos de incertidumbre la gestión de la “cosa pública” va más allá de la gestión del gobierno de turno, para lo cual se requiere del alineamiento de los diferentes actores, para accionar en lo público desde la gestión de los diversos intereses colectivos de la sociedad.
La provincia requiere de nuevos desafíos, y de nuevos actores políticos, y sociales, que representen el sentir del mendocino, de aquel que con su trabajo diario, representa lo mejor de Mendoza.
Pablo Núñez
