Mientras Alfredo Cornejo trata de imponer la fantasiosa agenda del desarrollo minero en la provincia, con promesas de lluvias de inversiones y venta de humo… la realidad le brinda un tremendo sopapo y muestra que la verdadera agenda de Mendoza y de los mendocinos es resolver con urgencia el tema de la inseguridad.
Los nefastos hechos del partido de Godoy Cruz contra San Lorenzo de ayer dejaron en evidencia, una vez más, que la ministra de Seguridad y Justicia de la provincia, Mercedes Rus, no puede establecer un control eficiente en los eventos deportivos y que su cargo le queda demasiado grande. Ya se vio
meses atrás que la funcionaria no estaba a la altura de las circunstancias con el manejo de los hinchas chilenos de Colo Colo, que realmente hicieron lo que quisieron en la Ciudad de Mendoza: robaron, golpearon y hasta violaron con total impunidad.
En ese momento, la ministra hizo una autocrítica ante su inoperante accionar y prometió «mejorar los operativos de control» en los eventos deportivos que se desarrollarían en la provincia…
Pero todo volvió a suceder. Ayer, durante el encuentro entre Godoy Cruz y San Lorenzo por la fecha 3 de la Liga Profesional tuvo que ser suspendido de manera definitiva cuando se habían jugado los primeros minutos del segundo tiempo, que estaba igualado por 1-1, debido a graves incidentes que se produjeron en la tribuna del Tomba.
Los primeros inconvenientes se dieron cuando cayeron bombas de estruendo en el área que defendía el arquero de San Lorenzo Gastón Gómez, que generó las primeras demoras. Deja en claro que a Mechi Rus y sus policías se les escapó la tortuga en los operativos de control en los ingresos al estadio ¿Quién dejó ingresar las bombas de estruendo? ¿Cómo hacen los cacheos las fuerzas de seguridad?
Luego de las bombas llegaron las piedras para volver a parar las acciones cuando Godoy Cruz estaba arriba en el marcador y provocar que el árbitro Nazareno Arasa tuviera que hablar con los encargados de seguridad.
Ante los disturbios, alguno de los simpatizantes del Tomba fue en busca del pequeño grupo que tenía como única intención que el partido no se jugara y terminaron a los golpes de puño.
El partido volvió a ser suspendido cuando se estaba por terminar el primer tiempo y Arasa amenazó con darlo por terminado si volaba una piedra más al campo de juego. El desmadre era absoluto.
Finalmente, la amenaza de Arasa cuando se terminaba el primer tiempo se terminó de cumplir cuando se puso en marcha el segundo tiempo: los incidentes en la tribuna no paraban, las piedras seguían cayendo en el campo de juego y el árbitro decidió dar por terminado el partido.
«No estaban las garantías dadas, se trata de cuidar la integridad física de todos. Empezamos a escuchar los balazos, lo mejor y más sano es darlo por suspendido y en algún momento jugar el tiempo restante», explicó Arasa luego de la suspensión.
Si bien, la vicegobernadora Hebe Casado desde su inquieto dedo en Twitter le echaba la culpa a los «inadaptados» que generaron estos hechos de violencia (es obvio)… se olvidó de marcar la inoperancia de su ministra que no pudo manejar la situación dentro y fuera del estadio, incluso antes de empezar, donde tuvo su primera gran polémica por los graves incidentes con el micro azulgrana en su camino al estadio Malvinas Argentinas donde miembros de la delegación sufrieron leves heridas.
La ministra Rus no pudo brindar normas de seguridad durante trayecto de los dos vehículos encargados de trasladar a la comitiva azulgrana desde el hotel al recinto fue interceptado por hinchas del elenco mendocino, que lanzaron piedras apuntando a las ventanas. Allí un dirigente resultó con heridas en su oreja y pómulo izquierdo como también astillas de vidrio en ese globo ocular, por lo que debió ser atendida.
A pesar de chapear como «ministra», Rus lamentablemente no tiene autoridad como para tomar medidas preventivas de suspender ese partido desde ese primer momento y ahorrar los posteriores incidentes que sucedieron en la cancha. Queda en claro que la ministra es una figurita meramente decorativa dentro del gobierno de Alfredo Cornejo.
Además está en claro que los barrabravas del Tomba tienen una estrecha complicidad con la casta política mendocina y hacen lo que quieren en el territorio… manejar a la policía, entrar de garrón en los recitales de Vendimia, vender merca, «cuidar» coches en los alrededores del los eventos deportivos y festivos, filtrar bombas de estruendo y bengalas dentro del estadio con total impunidad y no recibir serias sanciones por parte del gobierno del fanático tombino Alfredo, el gobernador.
Alfredo, no solo es una sensación
Un jugador que tira siempre la pelota afuera es el gobernador. Viaja por aquí y por allá… va a Canadá, a Buenos Aires, a San juan, a España… pero verdaderamente lo que los ciudadanos mendocinos necesitan es que el gobernador esté acá tratando de resolver el tema de la inseguridad en su provincia.
En abril, se conoció que en Mendoza subieron 30% los delitos de hurtos y robos durante 2024 en relación al primer trimestre del año pasado. Tal cual publicó La Nación, los homicidios vienen en baja, pero los delitos mencionados se presentan en zonas urbanas y se extienden a las más alejadas.
Está claro que no alcanza con comprar más drones y patrulleros… si no hay policías patrullando las oscuras calles de Mendoza. La gente no se ve a la Policía de Mendoza en las calles, ni de día ni de noche… y los hechos de inseguridad son cada vez más frecuentes, siendo insoportablemente vivir en medio de una preocupante realidad de inseguridad permanente, no solo en los barrios más alejados, sino en pleno centro ¿Qué hace Rus al respecto? ¿Sólo se dedica a hacer lindas fotos en festividades? El gobernador y sus funcionarios siguen viviendo en Narnia…
Las noticias reafirman que la inoperancia del gobierno es cada vez más profunda: aún no hay controles de alcoholemia tras el fatal accidente en Acceso Sur a la altura de Godoy Cruz en la que murieron un policía y a un agente de tránsito; la ola de robos en los centros comerciales siguen en ascenso y no se adoptan serias medidas para evitarlos; las muertes entre bandas marginales siguen en Godoy Cruz; el narcotráfico crece en la provincia; los repartidores de Pedidos Ya y otras apps siguen siendo víctimas de constantes robos; continúan los robos a los vecinos, con entraderas, llevándose medidores de gas o agua, robándose los neumáticos de los autos estacionados, entre otros delitos.
Frente a ello, la única medida adoptada por el gobernador Cornejo y sus ministros Mema y Rus es suspender beneficio para los policías y penitenciarios que se toman micros de media y larga distancia que desde este mes de abril, volvieron a pagar el boleto para este tipo de trayectos, y seguir otorgándoles sueldos miseria, donde se pagan sus propias balas y hasta incluso ponen plata de sus bolsillos para reparar los patrulleros.
Ulpiano callate!
En medio de la obsecuencia y aplaudidores que rodean el entorno de Alfredo Cornejo, el único intendente que venía desde hace cuatro meses atrás reclamando más fuerzas de seguridad en las calles mendocinas era el capitalino Ulpiano Suarez, que con los preventores hacían lo que podían en medio de la desolación provincial.
Con su «fuego amigo», con críticas a la situación que preocupa a gran parte de la sociedad mendocina, empezó a tomar relevancia en los medios de comunicación, lo cual destapaba una realidad que el gobernador quería meter debajo de la alfombra. Ulpiano verdaderamente molestaba.
Es así que en una reciente reunión de fin de semana, Alfredo lo sentó al Yayo, le aplicó un «correctivo» y hizo bajar de prepo ese perfil combativo que le venía dando un crecimiento de aceptación popular, manifestado desde los últimos sondeos de opinión pública, superiores a las del mismo gobernador. Ulpiano hoy ya no habla mediáticamente de inseguridad, mientras la tasa de robos y hurtos siguen en ascenso y golpean diariamente a los trabajadores y afectan también al mismo turista que llega a la provincia.
Es muy complejo hablar de «inversiones» cuando no están dadas las condiciones de seguridad en la provincia. El mendocino sigue pensando lo mismo que decía Ulpiano Suarez en los calientes días de enero «todavía no hay policías en la calle».
En el Gran Mendoza la percepción de inseguridad ciudadana alcanza a 8 de cada 10 personas (81,6%), según mostró un informe de la Universidad Católica Argentina (UCA). La población de Mendoza consultada en relación a cómo se sienten al respecto las personas en horario nocturno, expresó un mayor nivel de percepción de inseguridad que el resto del país, en tanto el dato supera la media nacional.
En Mendoza además, 43,7% consideró que hay déficit en la vigilancia policial mientras que 92,9% resaltó su insatisfacción respecto a la cantidad de policías en la cuadra donde viven. Este número es el más alto de todos los aglomerados del país y supera ampliamente a la media que es de 75,3%.
El dato refiere a barrios donde en la cuadra del hogar no hay vigilancia policial o un patrullero que pase con frecuencia.
Realidad mata relato. Mientras ves las fotos de Alfredo y la Hebe disfrazados con cascos mineros, en la puerta de tu casa se te están llevando en modo exprés las ruedas de tu auto, la Rus se sigue sacando fotos con drones y tecnología AI y un policía hace dedo al costado de una ruta. Esto es Narnia!
Por Julián Galván