Tal como la había hecho durante el lunes, el presidente electo Javier Milei continuó con su raid de entrevistas por los medios amigos, y este martes fue el turno de su mentor mediático: el comentador Alejandro Fantino. En una extensa entrevista, el ultraderechista ratificó cuál será el eje principal de su gobierno: el ajuste, bajo el plan «motosierra».
«Es la primera vez en la historia que gana alguien que hace campaña diciendo que va a hacer ajuste», se vanaglorió Milei, en una entrevista mano a mano con el excomentador de fútbol y ahora devenido dueño de una radio online.
Y amplió: «El ajuste no lo van a pagar los argentinos de bien, lo van a pagar los políticos y sus socios. Llamese la casta».
En ese mismo sentido, reconoció que puede haber «resistencia al cambio», pero que «son minorías bulliciosas», a las que «el otro día los argentinos le dieron un cachetazo», consideró.
Al referirse a las primeras medidas concretas de su Gobierno, el presidente electo afirmó que realizará un ajuste fiscal de shock, «para ir directamente a déficit financiero cero, lo que significa que la deuda no crece más y te volvés solvente intertemporalmente. Alcanzas un equilibrio fiscal», explicó. Y ratificó que «el ajuste lo pagará el Estado y no el sector privado».
Sobre este punto, cuestionado respecto a qué pasará con la obra pública, fuente de trabajo y crecimiento para mucha de las provincias argentinas, Milei fue contundente y respondió: «No hay plata». «Nosotros no tenemos plata, por lo cual esas obras pueden ser entregadas al sector privado y que la terminen ellos».

Según consideró el líder de La Libertad Avanza (LLA), cada intendente o gobernador deberá buscar la forma de financiamiento, puesto que «vamos a ir a un sistema de iniciativa privada, a la chilena». «No hay plata. Si no hacemos el ajuste fiscal nos vamos a la hiperflación, con el 95 por ciento de pobres», dijo sin dar mucho más detalles.
La preocupación de los gobernadores de Juntos por el Cambio

Con la lapidaria frase «no hay plata», Javier Milei anticipa una etapa negra para las administraciones de los gobiernos provinciales y municipales. Con el shock de ajuste fiscal que prepara el flamante presidente ni bien asumido su gobierno, implicará el abandono de unas 3.500 obras públicas distribuidas en todo el país, la pérdida de alrededor de 200.000 puestos de trabajo directos y la caída de otros tantos miles de empleos indirectos.
Frente a estas noticias del futuro, los 10 gobernadores de Juntos por el Cambio (JxC) que se reunieron este mediodía en la Casa de Mendoza, en la Ciudad de Buenos Aires, mostraron mucha preocupación con estas medidas anunciadas que ponen en juego importantes obras de infraestructura, rutas, escuelas, obras de saneamiento, hospitales, universidades, viviendas a medio hacer o planificadas por hacer.
Los mandatarios provinciales se comprometieron a “garantizar la gobernabilidad” del próximo Presidente y prometieron actuar con “responsabilidad institucional”, aunque al mismo tiempo exigieron una compensación “urgente” sobre la decisión que había tomado el ministro de Economía, Sergio Massa, respecto a la quita del Impuesto a las Ganancias para la cuarta categoría.

En el encuentro, que comenzó minutos después de las 13 y se extendió por cerca de dos horas, participaron el anfitrión Alfredo Cornejo (Mendoza), Gustavo Valdés (Corrientes), Rogelio Frigerio (Entre Ríos), Ignacio Torres (Chubut), Carlos Sadir (Jujuy) acompañado por Gerardo Morales – mandatario saliente -, Leandro Zdero (Chaco), Marcelo Orrego (San Juan), Jorge Macri (CABA), Maximiliano Pullaro (Santa Fe), y Claudio Poggi (San Luis). Pese a los rumores que circularon en la previa, no participaron en la reunión ni Milei ni ningún emisario de su equipo.
Los mandatarios saben que el próximo gobierno llevara adelante un fuerte ajuste y recorte presupuestario que los afectará directamente, por ese motivo y a pesar de las grietas entre dirigentes nacionales de la coalición opositora, buscan fortalecer a Juntos por el Cambio y lograr una posición unificada que le permita negociar con Milei con más fuerza.
Cabe destacar que actualmente hay alrededor de 3.500 obras públicas en curso (7.266 en todo el año), de las que dependen miles de viviendas, caminos, rutas, hospitales, escuelas, obras hídricas y un largo etcétera. Son 2.329 obras en ejecución, 518 aprobadas y 676 proyectos en evaluación. Además de todas las obras necesarias que ni siquiera se encuentran proyectadas, ni por proyectarse.
Fuentes de las cámaras empresarias del sector afirman que la mitad de los 450.000 trabajadores formales de la construcción se desempeñan en la obra pública, siendo también una industria de la que dependen otros cientos de miles de puestos de trabajo indirectos para abastecer los insumos y materiales de las obras, y como resultado del consumo generado con los salarios del sector.
El desfinanciamiento anunciado por Milei ya pone en jaque a las escasas 1.500 viviendas en construcción del programa Casa Propia, con la pérdida de unos 3.000 empleos directos y el abandono de las obras.

El presidente electo asevera que la obra pública no será abandonada sino que será orientada al sector privado o a las jurisdicciones municipales para que estas se hagan cargo, y que se respetarán los contratos en curso. Sin embargo, el esquema de Participación Público Privada (PPP) y concesiones que éste plantea ya fracasó en el país con Macri y solo “funciona” en obras puntuales donde exista interés privado o solvencia para costear los gastos.
Desde las constructoras descartan poder concluir aquellos contratos respaldados con financiación de organismos multilaterales y fideicomisos, pero no así aquellos dependientes del Tesoro nacional.
¿Cornejo se licúa los fondos de Portezuelo?

El dato es claro. 7 de cada 10 mendocinos respaldaron el Plan Motosierra de Javier Milei y El Cambio. En tanto, 4 de cada 10 acompañaron la propuesta de Alfredo Cornejo del Estado austero y estar siempre «haciendo cosas de tu lado». Es así que las familias mendocinas no deberían quejarse de lo que se viene…
En medio de la campaña a gobernador, Alfredo Cornejo ya hablaba de un Estado austero, de flexibilización laboral y de instaurar un modelo recaudatorio con la instalación de peajes en todas las rutas provinciales.
En plena campaña electoral en San Rafael, allá por marzo de este año, Alfredo Cornejo escupía su discurso ante un público resignado y aplaudidor «En mis cuatro años de gestión llenamos de rutas la provincia de Mendoza, rutas que son largas y costosas. Y me tocó gobernar de los cuatro años, con tres años de recesión económica, y sin embargo como hemos administrado bien, pudimos hacer la mayor inversión en rutas en el sur de la provincia» argumentaba.
Inmediatamente había avanzado con la posibilidad que sumar un nuevo «curro» que le permita recaudar más en base nuevamente al bolsillo del pueblo mendocino «Si en alguna ruta habrá que poner peaje porque es nueva y se paga correctamente, lo haremos» afirmaba Cornejo.

El actual precandidato a gobernador y ex gobernador justificaba el ajuste diciendo «Cómo les gusta ir a Chile y pagar peajes por rutas que están mantenidas. Esos debates hay de darlos».
Frente al anuncio del presidente electo Javier Milei de «no hay plata» para obra pública, el gobernador Cornejo deberá apelar sin dudas a este sistema de Participación Público Privada (PPP) para bancar los ingresos de los empresarios amigos que bancaron millonariamente la campaña electoral del Alfredo, garantizándole la licitación de larga data de un sistema recaudatorio efectivo: los peajes.
Entre algunas de las obras en carpeta está la Ruta 40 conexión Mendoza con la Patagonia, que si bien están adjudicadas el primer tramo hasta el 60% de la obra, el segundo tramo está en cero. La Ruta 7, conexión desde la zona de Agrelo hasta Potrerillos, que se tuvo que suspender, que estaba licitada y se dio marcha atrás. El túnel internacional Caracoles, paralelo al Cristo Redentor que va más lento que su mismo nombre. La ruta 7 variante Palmira, aún en veremos.

Por otro lado el plan de viviendas sociales que desde hace más de ocho años adeuda el gobierno de Cambia Mendoza, deberá esperar un poco más para que «la magia» suceda. Sin dudas, las familias mendocinas tienen mucho que perder en «esta revolución de lo sencillo».
Ni hablar de otras obras fundamentales y que verdaderamente no seducen a los empresarios privados como un nicho atractivo de grandes ganancias como son el mantenimiento de infraestructura de las escuelas públicas, refacciones de escuelas rurales y técnicas, obras de saneamientos, mejoras edilicias de hospitales públicos y salitas, caminos rurales, puentes, entre otros rubros que podrían mejorar la calidad de vida de las familias mendocinas.
Tal como se anticipaba, a esto se le suma la quita de subsidios nacionales a los servicios públicos, ya sea transporte público, hospitales, tarifas, etc para sostener el equilibrio fiscal, lo cual perjudicaría mucho el desempeño del transporte público mendocino bancado en «vueltas en calesita» por kilómetro recorrido y no por la cantidad de usuarios que lo utilizan.

Frente a este panorama de parate de la obra pública, los empresarios deberán reducir sus gastos operativos con una masiva expulsión de mendocinos y mendocinas fuera del mercado laboral.
Sin dudas, para mantener el sistema de gobierno de Cornejo dentro de la provincia y seguir bancando a sus amigos, es muy tentadora la opción de «reventar las joyas de la Abuela», es decir, licuar los 1023 millones de dólares del fondo de reservas de Portezuelo del Viento, que aún no tienen destino concreto y podrían sostener la debacle… pero obvio, sin obras…
¿La motosierra de Milei desintegrará la calidad de vida de los mendocinos que lo respaldaron con más del 70 por ciento de los votos?