La torpeza de un sector del radicalismo que entiende que Vendimia «es política» y no «celebración popular»

Actualidad Mendoza

La Fiesta de la Vendimia es una gran celebración popular, un homenaje al trabajo de hombres y mujeres de la tierra mendocina y con los años, se ha convertido en uno de los principales atractivos turísticos y culturales de la provincia de Mendoza. Motor de empleo para miles de artistas, técnicos, prestadores de servicios, comerciantes y demás sectores, de manera directa e indirecta, esta celebración única en el mundo se ha consolidado como una verdadera vidriera, por la que el mundo entero nos mira.

Desde 1936, la Fiesta de la Vendimia celebra la uva transformada en vino, a través del esfuerzo de los productores. Es una de las fiestas argentinas reconocidas a nivel internacional y nacional, que celebra el cultivo, la cosecha, la producción y la transformación de la uva al vino, gracias al trabajo de los viñateros. Es la imagen de la esencia del trabajo mendocino y ha ido recibiendo, con el tiempo, el sentir del hombre por su tierra y la emoción de obtener sus frutos.

La Vendimia debe ser una celebración de comunión entre los mendocinos. Nada tendría que ver la militancia política en esto… pero lamentablemente parte del radicalismo mendocino entiende todo lo contrario: de celebrar el esfuerzo de los trabajadores de la tierra mendocina, celebran «un nuevo año sin laburar prendidos a la Teta del Estado que los provee».

Para peor, no lo esconden, sino que lo muestran con orgullo, cooptando un distinguido palco frente al palco oficial, ostentando total impunidad y sin importarles el sentido de lo que representa el Carrusel, un desfile de carros alegóricos en los que participan miembros destacados de nuestra comunidad.

Muchas veces la hipocresía de ese sector del radicalismo mendocino se «espanta» del rol protagónico de La Cámpora en los actos de Buenos Aires, no obstante, no dista mucho de ese modelo ¿Será por nostalgia de aquél radicalismo K que practicaba (y aún practica) Don Alfredo Cornejo?

Está claro que Vendimia no es una fiesta de un solo partido político y los palcos deben ser para el pueblo y sus representantes, no para militantes acomodados por algún funcionario de turno. Todo manoseado.

La política se metió hasta la elección de la Reina de la Vendimia

Por primera vez en la historia de Vendimia, las reinas han sido elegidas verdaderamente por el voto popular en cada Departamento mendocino, la manera más transparente de legitimar a una representante del pueblo de cada rincón de Mendoza, destacando no solo su belleza, su simpatía, sino también su compromiso con el trabajo y su tierra, sus proyectos a favor de la sociedad.

Lamentablemente «la vieja política» no entiende esta nueva forma de elección y es así como personajes como el intendente radical Marcelino Iglesias mantienen la machirula práctica del «acomodo», «hija de algún amigo» y las designaciones «a dedo» de sus representantes vendimiales.

De ahí surge, el papelón de este año, con las narices de la política de por medio, donde se libró una batalla popular, judicial, mediático, en la elección de las «reinas y no reinas» de Guaymallén

Julieta Belén Lonigro es la reina “no oficial” del pueblo Guaymallén: ella no logró recibir el aval municipal, luego de la elección que se hizo en la comuna de Maipú a fines del año pasado, en una fiesta denominada “Historia de Mujer y Cepa”. La estudiante de segundo año de enología de la Universidad Juan Agustín Maza tiene 22 años, lleva adelante un emprendimiento textil y disfruta de las actividades al aire libre. Tras ser coronada aquella noche, dijo: “Es la primera vez en la historia de Guaymallén que la reina es elegida por el pueblo, antes era el 70% del municipio”.

Con el correr de las semanas, tras la negativa de las autoridades guaymallinas para cambiar la decisión tomada, Lonigro elevó un pedido al gobernador Rodolfo Suarez, antes de que finalmente interviniera la Justicia. “Quiero pedirle a usted que tenga presente que muchos guaymallinos y guaymallinas quieren verme participar ya que, a través de mi persona, puedo mostrar la calidad humana y de trabajo de la gente. Quiero pedirle que me tenga en cuenta para la Fiesta Nacional de la Vendimia 2022″, señaló la joven.

El gobernador Suarez, nuevamente se borró ante la decisión popular y pateó para afuera, otorgándole a Marcelino resolviera el caso de representación de la soberana de Guaymallén en la fiesta de la Vendimia.

Finalmente se decidió desde la política que Sofía Grangetto, la soberana del 2020, actual empleada municipal de Guaymallén e hija de un funcionario, por ir en su lugar a pedido del intendente Marcelino Iglesias.

La «reina» de Marcelino fue repudiada en las calles mendocinas, reivindicando la legitilación popular de Lonigro.

Grangetto ha faltado a los festejos de Vendimia, salvo la Bendición de los Frutos, donde repitió que el asunto de las reinas puede ser traumático para las jóvenes que se presentan. De hecho, asistió al acto litúrgico sin el atuendo vendimial que lució el resto de las candidatas al centro nacional.

Un sector del radicalismo mendocino embarró la Vendimia. Una pena.