En estos días de suspicacias latentes y Napoleones escribientes sobre la rosca eleccionaria menduca, poco se ha hablado sobre los cómo llegamos a esto…a tocar fondo! A la pobreza de dirigentes convocantes que logren enarbolar una bandera de transformación. Al fin y al cabo eso es parte de la política para lograr un cambio positivo de la realidad. Siempre es «gira » y los ciudadanos rajamos tamangos buscando ese mango que ya ni nos da de morfar.
Indolentes jactantes

He leído, escuchado y visto análisis de cómo mover las piezas de Ta/Te/Ti (no da para ajedrez, no hay un Anatoli Karpov en ésta) para lograr triunfos y que gane tal o cual candidato y así conquistar las bancas en juego. Claro que nadie cuenta por qué quiere triunfar o que haría en beneficio de los ciudadanos. Hasta aquí ninguno ha mostrado lo que corresponde y no alcanza con decir es «muy pronto”, la respuesta correcta debería ser qué hacen hoy, y qué proponen hacer mañana.
Mientras tanto el gobierno provincial va de un lado del continente a otro, viajan más que golondrina del altiplano. A diferencia de esos trabajadores rurales nómadas por necesidad, que vuelven solo con la plata para comer, estos solo llegan con las promesas en manos vacías, explicando que ya vendrán las inversiones, la luz al final del tunel y bla bla. Lo que va y vuelve lleno son las barrigas de los poderosos viajeros.
Verdugos impacientes de sombras

Podemos decir o sentir que tenemos los tiempos que merecemos. Nadie en Mendoza se merece esta involución y la indolencia. Nuestra cotidiana aventura de vivir está plagada de sucesos donde podemos sentir que ya nada importa y es un vale todo, justo en momentos así es cuando la clase política a quien está dirigida está nota tiembla , fallece y desaparece.
La política es transformadora suelen decir muchos… y es un puente para ir hacia lo mejor… bueno, digamos las cosas sin caretas: eso no vendría pasando y el puente está cada día más lejano.

Hoy una gran porción de ciudadanos vota resignado por que es obligación, otra tanda elige por desprecio a quien perjudique su sufragio y así entre todos nos vomitamos encima. No es la solución al dolor del otro y el nuestro propio, precisamos de desarrollo mental, social, pero sobre todo de ese toque de distinción que nos da el ser y sabernos humanos, sabemos que cuando queremos podemos.
El mensaje dentro del desprecio detallado al político es tan simple como ese, desde lo subliminal a lo evidente, «estén a la altura de la circunstancia de la Patria » y no a la de apetencias privadas, al cementerio se puede ir o te pueden llevar. Hoy esa elección está al alcance de todos.
Por Martín Orozco @ojosdvideo
