Las «garantías» de seguridad en la actual Mendoza: la ola de robos y el narcotráfico crece en la calle, casi matan a una fiscal dentro del mismo Polo Judicial y la Policía trabaja en la indigencia

Actualidad Mendoza

Mientras se empapelan las calles de Mendoza con las fotos de los políticos, se llenan sus bocas con numerosas promesas, se sacan fotos abrazando señoras y niños con falsas sonrisas… en el mundo terrenal de los mendocinos y las mendocinas la calle se pone peligrosa, insegura, con el miedo latente de que algún delincuente se robe el celular o la billetera con todos los documentos.

Los hechos delictivos están en alza, más allá de los números que diga el ministro Raúl Levrino a los periodistas. Nadie lo puede negar, está a la vista de todos y lo padecen a diario los comerciantes y vecinos.

¿Qué hace el gobierno de Rodolfo Suarez al respecto? Poco y nada… todo sigue En Pausa, como describía el mismo radical Luis Petri en las PASO. Más allá de comprar drones y un par de bicicletas nuevas, tanto la delincuencia como el narcotráfico sigue en ascenso en la provincia de Mendoza.

El ministerio de Seguridad no cuenta con un plan serio y estrategia para combatir esta dura realidad de los mendocinos terrenales. Solo se dedican a administrar la delincuencia y resistir que no se desbande más de lo que es, para que no salga un nuevo escándalo en los medios que muestre el papelón de gestión.

Es así que suceden episodios humillantes de agentes policiales en camionetas haciendo mudanzas de los establecimientos del ministerio por desalojo por falta de pago de los alquileres. Sucedió en San Rafael y en Tunuyán… pero podrían darse a conocer más lugares.

Hoy fue el colmo de la ineptitud. Un preso intentó apuñalar hoy a la fiscal
especial Claudia Alejandra Ríos en medio de un juicio en el Polo Judical de Mendoza, y luego intentó escaparse. A la vista de todos y en medio de las fuerzas policiales a las que se le escapó la tortuga.

Avergonzado hasta el propio cornejista Alejandro Gullé, procurador general de la Suprema Corte de Justicia de Mendoza, indicó este miércoles que
“Habrá que revisar los protocolos de seguridad del traslado de presos de la penitenciaria y de acá (Polo Judicial) luego del intento de asesinato que sufriera la fiscal especial Claudia Alejandra Ríos durante un debate oral.

Más allá de los bajos salarios de las fuerzas policiales, el hostigamiento de los superiores, la fuerzas policiales en Mendoza están sin rumbo y realizando su trabajo casi en la indigencia. En esas circunstancias realmente están resignados, de brazos caídos y hacen lo que pueden.

El medio Minuto Ya difundió en una nota periodística la deplorable realidad de cómo los policías trabajan, supuestamente, para cuidar a los mendocinos.

Baño de la Comisaría 32º

«Soy M.C. ex Oficial Ayudante y fui víctima de una persecusión institucional cuando decidí poner en conocimiento la prisión y el estado en que trabaja el policía. Las comisarías de San Rafael, no tienen sillas, no hay mesas para almorzar, no hay una simple impresora para llevar adelante el trabajo de guardia, las que no son menos de 27 horas, donde el policía, dependiendo del destino, no tiene permitido descansar más de una hora y si lo haces, es recostado en el piso», narró el ex efectivo a MinutoYa

«Era el año 2022 cuando en la Comisaría donde prestaba servicios, sacábamos nuestro orín y el de los detenidos en un balde porque no había agua, tampoco teníamos impresora, papel, tinta, internet, etc para llevar a cabo el turno de guardia», agregó.

«Vi a compañeros llorar de impotencia, caerse al piso de sueño y cansancio, sobre todo a aquellos que viajaban desde lejos, como por ejemplo de Malargüe, quienes desde que tomaban un micro para ir a la guardia, al terminar esta llevaban más de 28 horas trabajando sin descanso, viajando parado porque el sueldo no alcanza para pagar un pasaje como cualquier ciudadano de bien y ni hablar de tomarse francos, porque cumplian largos recargos en horas de la tarde».

Firme en el diálogo y argumentos, el ex efectivo remarcó:

«Todo tiene un límite, y yo dije basta y lo hice público, poniendo la denuncia ante la Inspección General de Seguridad (IGS). Fue en ese momento en que comenzó el calvario y las persecuciones hacia mi persona. En primera instancia, me sancionaron con 25 días por dar aviso al 911 de que en la Comisaría 32 hacían 8 meses que no había impresora para realizar las tareas diarias, situación que se dejaba asentada en el libro de novedades, siendo que sería una función del Oficial de Servicio el de dar a los superiores sobre las irregularidades en la dependencia».

M.C. ex Oficial Ayudante de la Policía de Mendoza, continuó con su narración.

«Luego de eso, fue sancionado con otros 25 días más por realizar un comentario en mi perfil de la red social Facebook sobre esta situación, sin contar los traslados cada vez más lejos de mi domicilio a los que empecé a ser sometido».

El ex efectivo, también agregó que comenzó a recibir mensajes en su teléfono particular, amenazándolo. 

«Me llegaron a dar miedo y tuve que ir de parte de enfermo para evitar cualquier situación peligrosa para mi o mi familia, hasta que me dieron la baja».

«Aclaro que estoy orgulloso de mi accionar y me da mucha pena, que ex compañeros siguen trabajando en idénticas condiciones y por el sueldo que lo hacen. A esta altura, no descarto iniciar acciones civiles por los daños que me han ocasionado y todas las irregularidades que tuvieron lugar en el camino, sobre todo con la Jefatura que es quien sigue las órdenes arbitrarias de este gobierno».

Frente a esta realidad, queda bien en claro que la inseguridad no puede combatirse con la seriedad que se necesita y que solo sirve para montar una especie de fábula del actual mandato de los cornejistas Raúl Levrino y Nestor Majul, capitanes del fracaso de la gestión del Ministerio de Seguridad de Mendoza. Realidad mata relato… y los hechos están a la vista.