La corrupción de los poderes del Estado es parte de un gran problema que tenemos como sociedad. En ese contexto una parte de la ciudadanía por impotencia, falta de educación e indolencia exige «mano dura» contra todo aquello que le moleste. En ese grupo ciudadano, el populismo de los gobiernos de turno encuentra su cultivo y avanzan por el mero hecho de aglutinar poder en sí mismo… es ahí cuando entra el juego del todo vale. Afortunadamente, gran parte de la sociedad mendocina dice pone límites y finalmente dice Basta! La práctica democrática es inteligente y genera la alternancia electoral.
El cornejismo tiene la capacidad de leer esos malestares y de contener a ese resentido señalador serial; en ese contexto creó un código llamado contravención donde meten preso según el termómetro del momento e intereses del trasnochado inculto de turno.
Para ser más claro damos un ejemplo. Un empresario de transporte dice que los usuarios no le están comprando tarjetas SUBE, porque se pagan entre ellos los pasajes… Es ahí donde entra en acción el gobierno cornejista, los busca, los mete preso y pone la cartelería en todas las unidades de transporte advirtiendo al resto de los mortales, a modo de amenaza, que no lo haga, que no le pague el pasaje a otra persona con su tarjeta, porque sufrirá castigos.
Antiguamente los vecinos se juntaban y compartían en calles momentos sociales, hasta que esos gobernantes advirtieron que podía llevar posteriormente a generar multitudinarias protestas de algún tipo con mayor fuerza de lucha ciudadana. Es así que se inventó es figura de código, que habilita dudosamente a la detención de personas. Y lo aplican con impunidad bajo ese marco.
De ahi surge una clara situación: Si algún mendocino despotrica contra algún funcionario del Estado y el mismo se siente ofendido, sabe que con esa figura de contravención puede meterlo preso.
Privar de la Libertad como medida de gobierno en Democracia es una salida incorrecta que sólo puede llevarse a cabo con el único objetivo de la ambición y la acumulación de poder. La privación de la libertad como política de Estado no es la solución, abarrotar cárceles con gente que no tiene un boleto de colectivo o quien se come un asado en la puerta de su casa tampoco. El verdadero robo está en la corrupción millonaria de ciertos funcionarios y empresarios… y que aún siguen impunes.
La angustia desesperada por un votito más que lleve a seguir viviendo de arriba gracias al Estado, lleva a seguir usando «el detener» como estrategia política.
Dame La Caja
En Mendoza existen 24.000 planes sociales, de los cuales 17.000 están en manos del radicalismo a través de «Libres del Sur» (vaya paradoja) y en esta gestión nacional los beneficiarios pueden traspasarse de agrupación por así decirlo, entonces las mismas salen a quitarse individuos unas a otras, sumado a algunas pequeñas agrupaciones que han ido apareciendo, los reclamos de la gente son legítimos,
El conflicto no es que te corten una calle (lo vienen haciendo hace rato), el problema es una caja de dinero grande y si encima satisfacen a ese diminuto Burgués que pidiendo cárcel les asegura un voto y entonces mucho mejor.
Pero aquí se trata también de poner en vereda al otro y encuentran «la cárcel”, vale recordar la denuncia que circula en medios y que posee el actual candidato a gobernador Cornejo por ir a la casa de un juez a pedir orden de detención contra un ciudadano.
La Libertad es lo más preciado y es un derecho que tenemos donde el otro (en este caso el estado no debería amenazarla).
Podrán decir que el que escribe tiene miedo de que las oscuras épocas detalladas con anterioridad vuelvan. Salir a caminar por una vereda y aunque esté filmado, argumentan que cortás la calle y que impedís el tránsito del transporte público (que por allí capaz ni siquiera circula) y te llevan preso.
El proceso para completar el feudalismo trae aparejado esto y mucho más. Pero el miedo se elimina enfrentándolo, esa es la reacción que tienen los pueblos valientes que defienden la libertad y la democracia sobre todos los aspectos. Salir a caminar libremente con la frente bien alta o agacharlo a escondidas, con anteojos negros y custodios pagados por miedo a los insultos. Ahora tenemos una gran oportunidad, ciudadanos libres o dominados.
Por Martin Orozco